Michiko Miyazaki una singular guerrera era,
pues lo mismo meros saqueadores combatió,
tan humanos y mortales como ella misma,
como criaturas nacidas en el folclore y fantasía.
La violencia no quería ella a su vera,
es por eso que siempre que pudo la evitó,
esta mujer hermosa y llena de carisma,
cual la flor de cerezo cuando llega su día.
Michiko Miyazaki traía la justicia a donde fuera,
aunque a veces esto mucho le costó,
como aquella vez en la marisma,
que su infortunio la enfrentaría,
a un hombre al que amaba por entera,
pero que con su katana a sus vilezas un fin le dio.
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