miércoles, 31 de julio de 2019

LXXI Blues de la humanidad












Reyes del delirio viven entre la superfluidad,
mientras otros apenas viven del malvivir,
mientras otros se contentan con sobrevivir,
incompresible es para mi esta disparidad,
en un mundo donde el tener está limitado,
unos se permiten el tirar su lujo sobrante,
otros con eso de su día habrían disfrutado.

Sería imposible el poder concebir,
una raza con tal clase de absurda maldad,
debiendo y pudiendo cultivar la solidaridad,
más es mas que vano el insistir,
a una especie tan estúpida como arrogante,
que de su prójimo jamas se ha preocupado,
contemplando sus males con ánimo distante.

sábado, 27 de julio de 2019

Joyas literarias XVIII

A continuación incluyo un tercer fragmento de La Eneída de Virgilio un poema épico donde se narran las aventuras del troyano Eneas desde su huida de su ciudad natal hasta su llegada a Italia y la posterior fundación de la ciudad de Roma, pasando por su trágico romance con Dido, la reina de Cartago, que sería el origen mítico para la enemistad de ambas ciudades:

"Grandemente compadecidos de sus lágrimas, le concedemos la vida; el mismo Príamo manda el primero que le quiten las esposas y los apretados cordeles, y le dirige estas amistosas palabras: "Quien quiera que seas, olvídate ya de los Griegos, ausentes de aquí para siempre; serás uno de los nuestros; pero responde la verdad, te ruego, a lo que voy a preguntarte. ¿Con qué objeto construyeron los Griegos la enorme mole de ese caballo? ¿Quién lo construyó? ¿A qué lo destinaban? ¿Era un voto religioso, o una máquina de guerra?" Dijo; y Sinón, amaestrado en los engaños y artificios de los Griegos, exclamó levantando al cielo las manos, libres ya de sus prisiones: "¡Oh eternos fuegos y oh númenes inviolables a que están consagrados! ¡Oh altares y nefandos cuchillos a que logré sustraerme! ¡Oh ínfulas de los dioses, que ya ceñían mi frente, destinada al sacrificio, sed testigos de la verdad de mis palabras! Séame lícito romper los sagrados vínculos que me unían a los Griegos, séame lícito detestarlos y divulgar sus ocultas tramas; ninguna obligación me liga ya a la patria; mas tú ¡oh Rey! Cúmpleme lo prometido, y tú ¡oh Troya, libertada por mí! guárdame tu fe si digo verdad, si logro recompensar tan gran beneficio.
Toda la esperanza de los Dánaos, y su confianza en la emprendida guerra, estribaron siempre en los auxilios de Palas; pero desde que el impío hijo de Tideo y Ulises, inventor de maldades, acometieron sustraer del sacro templo el fatal Paladión, después de haber dado muerte a los guardias del sumo alcázar, y arrebataron a la sacra efigie, y con ensangrentadas manos osaron tocar las virginales ínfulas de la deidad, empezaron a decaer y se desvanecieron aquellas esperanzas, y se quebrantaron sus fuerzas, apartada ya de ellos la protección de la diosa. Pronto dio Tritonia manifiestas y horribles señales de su cólera; apenas se colocó su estatua en el campamento, ardieron rechinantes llamas en sus ojos, clavados en nosotros, y por todos sus miembros corrió un sudor salado, y tres
veces ¡oh prodigio! se levantó por sí sola del suelo, blandiendo el broquel y la trémula lanza. Al punto Calcas anuncia que es preciso cruzar los mares y huir, pues Pérgamo no puede ser debelado por las armas argólicas, si no vuelven a Argos a renovar sus votos, y de nuevo se llevan al numen que trajeron consigo por el mar en sus huecas naves. Y ahora que, impelidos por el viento, han llegado al patrio suelo de Micenas, aprestan sus armas y solicitan el favor de los dioses para volver de improviso surcando nuevamente el mar; así interpretó Calcas la voluntad de los númenes. Persuadidos de sus palabras, labraron esa efigie para reemplazar el Paladión, desagravio de la diosa ultrajada y como expiación de su nefando sacrilegio; Calcas les mandó erigir con trabados maderos esa inmensa mole y elevarla hasta el cielo, para que no pudiese caber por las puertas ni penetrar dentro de las murallas de vuestra ciudad, ni cobijar a vuestro pueblo, seguro bajo el amparo de un antiguo culto. Porque, si vuestras manos, dijo, violan los dones de Minerva, un inmenso desastre (¡antes conviertan los dioses contra él su funesto presagio!) caerá sobre el imperio de Príamo y sobre los Troyanos; mas si levantado por ellas ese inmenso simulacro, llega a penetrar en vuestra ciudad, el Asia será la que a favor de una gran guerra dominará el Peloponeso; destino fatal, reservado a nuestros descendientes.
¡Con tales insidias y con el perjuro artificio de Sinón, creímoslo todo, y así fueron vencidos con engaños y fingidas lágrimas aquellos a quienes no pudieron domar ni el hijo de Tideo, ni Aquiles de Larisa, ni diez años de combates, ni mil bajeles!
Sobreviene en esto de pronto un nuevo y terrible accidente, que acaba de conturbar los desprevenidos ánimos. Laoconte, designado por la suerte para sacerdote de Neptuno, estaba inmolando en aquel solemne día un corpulento toro en los altares, cuando he aquí que desde la isla de Ténedos se precipitan en el mar dos serpientes (¡de recordarlo me horrorizo!), y extendiendo por las serenas aguas sus inmensas roscas, se dirigen juntas a la playa; sus erguidos pechos y sangrientas crestas sobresalen por encima de las ondas; el resto de su cuerpo se arrastra por el piélago, encrespando sus inmensos lomos, hácese en el espumoso mar un grande estruendo; ya eran llegadas a tierra; inyectados de sangre y fuego los encendidos ojos, esgrimían en las silbadoras fauces las vibrantes lenguas."
Continuará...

lunes, 22 de julio de 2019

Joyas literarias XVII

A continuación incluyo un segundo fragmento de La Eneída de Virgilio un poema épico donde se narran las aventuras del troyano Eneas desde su huida de su ciudad natal hasta su llegada a Italia y la posterior fundación de la ciudad de Roma, pasando por su romance con Dido, la reina de Cartago, que sería el origen mítico para la enemistad de ambas ciudades:

"Llegan en esto unos pastores troyanos, trayendo maniatado por la espalda, a presencia del Rey, con gran vocerío, un mancebo desconocido, que se les había presentado de improviso para mejor encubrir aquella traza y abrir a los Griegos las puertas de Troya, fiado en su valor e igualmente dispuesto, o a valerse de engaños, o a arrostrar una muerte segura. Por todas partes la juventud troyana, con el afán de verle, se precipita en derredor del preso, insultándole a porfía.
Ve aquí ¡Oh Reina! las traiciones y maldades de los Dánaos, y juzga por esta todas las demás... Turbado, inerme, párase en medio de la muchedumbre, que le contempla, y tiende sus miradas sobre los apiñados Frigios. 
-¡Ah! exclama, ¿Qué tierra, qué mares pueden ahora ampararme, o qué me queda ya en fin, mísero de mí? Ya no puedo acogerme entre los Griegos, y además los mismos Troyanos, irritados, piden mi castigo y mi sangre.
Estos lamentos cambian los ánimos y sosiegan todos los ímpetus; le exhortamos a que hable, a que nos diga cuál es su origen, qué se propone, qué confianza le movió a dejarse prender. Depuesto, en fin, el temor, nos habló de esta manera: 
-Suceda lo que suceda, voy a confesarte ¡Oh Rey! toda la verdad. No negaré, en primer lugar, que pertenezco al linaje argólico, pues no porque la impía fortuna haya hecho desgraciado a Sinón, ha de hacerle también vano y falaz. Acaso alguna vez habrá llegado a tus oídos el nombre de Palamedes, del linaje de Belo, y su ínclita fama, al cual, inocente, por una falsa delación, y sólo porque se oponía a la guerra, dieron muerte los Griegos, alucinados por un fatal indicio. Ahora, que está privado de la luz del día, le lloran.
A su lado, como su compañero y su pariente cercano, mi padre, que era pobre, me envió aquí desde mis primeros años a ejercitarme en el oficio de las armas, y en los consejos de los reyes, algo de su nombre y de su lustre recayó sobre mí; mas luego que por la envidia del pérfido Ulises (harto notorio es lo que os refiero) desapareció de la mansión de los vivos, empecé a arrastrar una miserable existencia en la oscuridad y el llanto, devorando la indignación que me causaba el desastre de mi inocente amigo. Insensato, no acerté a callar; hice propósito de vengarle si me ayudaba la fortuna, si algún día tornaba vencedor al patrio suelo de Argos, y con mis palabras suscité contra mí violentos odios. Tal fue el origen de mis desgracias; de aquí nació que continuamente me acosase Ulises con nuevas calumnias, de aquí que difundiese por el vulgo contra mí vagos rumores y labrase astutamente mi ruina; y no paró hasta que, auxiliado por Calcas... Pero ¿a qué fin evoco vanamente estos ingratos recuerdos? ¿A qué me detengo? Si tenéis en un mismo concepto a todos los Griegos, bastante habéis oído ya; acabad pronto conmigo. Eso desea el rey de Ítaca, y con grandes mercedes os lo pagarán los Atridas.
Avívase con esto nuestro afán por averiguar los motivos de aquellos sucesos, sin sospechar las maldades y artificios de que es capaz la perfidia griega.
El prosiguió así, aparentando pavura: -Muchas veces los Griegos, cansados de tan larga guerra, desearon levantar el sitio de Troya y volverse a su patria. ¡Ojalá lo hubiesen hecho! Muchas veces recios temporales les cerraron el camino del mar, y el austro los aterró en su emprendida fuga; principalmente cuando se acabó de labrar con trabados maderos de alerce este caballo, todo el firmamento estalló en estrepitosos aguaceros. Suspensos con aquel prodigio, enviamos a Euripilo sin pérdida de momento a consultar los oráculos de Febo, y he aquí la triste respuesta que nos trajo del santuario: -Con sangre ¡oh Griegos! e inmolando una virgen aplacasteis los vientos cuando por primera vez vinisteis a las playas de Ilión; ¡Con sangre habéis de obtener el regreso y sacrificando a un Griego! Cuando cundió este oráculo por la multitud, fue general la consternación y un helado espanto corrió por los huesos de todos. ¿A quien designan los hados? ¿Cuál es la víctima que reclama Apolo? En esto se presenta el rey de Ítaca en medio de la muchedumbre, trayendo con gran tumulto al adivino Calcas, y le insta a que declare la voluntad de los dioses; ya muchos anunciaban la cruel perfidia tramada contra mí, y sin decírmelo preveían lo que me iba a suceder. Por


espacio de diez días guardó silencio, resistiéndose a denunciar a alguno de palabra y destinarlo a la muerte, hasta que, acosado en fin por los grandes clamores del Ítaco, rompió a hablar según lo pactado con él, y me designó para el sacrificio. Todos asintieron, viendo con gusto convertirse en la perdición de un infeliz la desgracia que cada cual temía para sí. Ya era llegado el infando día; ya se preparaban para mí el sacrificio y las saladas ofrendas, y me ceñían con ínfulas las sienes, cuando, lo confieso, me sustraje a la muerte y rompí mis ligaduras, y a favor de la oscuridad de la noche, me escondí entre las algas de un cenagoso lago mientras daban la vela, si por ventura llegaban a darla; y ya no me queda esperanza alguna de ver mi antigua patria, ni a mis dulces hijos, ni a mi queridísimo padre, en quienes acaso los Griegos vengarán mi fuga, haciendo a aquellos infelices expiar esta culpa con la muerte. Así, ¡oh Rey! Por los dioses, sabedores de la verdad con que te hablo, por la inmaculada fe, si aun queda alguna que lo sea en los mortales, te ruego que te compadezcas de tantas desventuras, que te apiades de un hombre a quien persigue una desgracia inmerecida."
Continuará...

martes, 16 de julio de 2019

LXX Nuestra insana codicia
















Entrampados en nuestra desconfianza,
vivimos libres sin fianza,
mientras nos llenamos la panza,
olvidando de la vida la enseñanza,
de que el compartir,
es necesario para el buen vivir,
preferimos el sobrevivir,
antes de a nuestra avaricia desistir,
pero tarde o temprano,
nuestro comportamiento más que vano,
se nos irá de la mano,
y lo que hemos sembrado,
habremos sin duda alguna cosechado,
y nuestro reprochable quehacer será castigado.

lunes, 15 de julio de 2019

LXIX Mis palabras audaces

Escribir escribo porque puedo,
Escribir escribo porque quiero,
y en ello siempre me esmero,
escribo lo que sueño sin miedo,
mis palabras vuelan de aquí a allá,
a veces con la realidad se estrellan,
pero otras felizmente no mellan,
mis letras siempre van más allá,
de lo que yo por mismo llego,
pues desconocen el para luego,
para ellas la vida es un juego,
donde pelean contra la realidad,
donde buscan la inmortalidad,
donde me dan la tan ansiada vitalidad.

martes, 9 de julio de 2019

Joyas literarias XVI

A continuación incluyo un primer fragmento de La Eneida de Virgilio un poema épico donde se narran las aventuras del troyano Eneas desde su huida de su ciudad natal hasta su llegada a Italia y su posterior fundación de la ciudad de Roma, pasando por su romance con Dido, la reina de Cartago, que sería el origen mítico para el antagonismo de ambas ciudades:

"Callaron todos, puestos a escuchar con profunda atención, y en seguida el gran caudillo Eneas habló así desde su alto lecho: -Me mandas ¡oh Reina! que renueve inefables dolores, refiriéndote cómo los Dánaos asolaron las grandezas troyanas y aquel misero reino; espantosa catástrofe, que yo presencié y de la que fui en gran parte. ¿Quién al narrar tales desastres; quién, ni aun cuando fuera uno de los Mirmidones o de los Dólopes, o soldado del duro Ulises, podría refrenar el llanto? Y ya la húmeda noche se precipita del cielo, y las estrellas que van declinando convidan al sueño. Mas si tanto deseo tienes de saber nuestras tristes aventuras, y de oír brevemente el supremo trance de Troya, aunque el ánimo se horroriza a su solo recuerdo y retrocede espantado, empezaré. Quebrantados por la guerra y contrariados por el destino en tantos años ya pasados, los caudillos de los Griegos construyen, por arte divino de Palas, un caballo tamaño como un monte, cuyos costados forman con tablas de abeto bien ajustadas, y haciendo correr la voz de que aquello es un voto para obtener feliz regreso, consiguen que así se crea. Allí, en aquellos tenebrosos senos, ocultan con gran sigilo la flor de los guerreros, designados al efecto por la suerte, y en un momento llenan de gente armada las hondas cavidades y el vientre todo de la gran máquina.
Hay a la vista de Troya una isla, llamada Ténedos, muy afamada y rica en los tiempos en que estaban en pie los reinos de Príamo, y que hoy no es más que una ensenada, fondeadero poco seguro para las naves. Allí avanzan los Griegos y se ocultan en la desierta playa, mientras nosotros creíamos que habían levantado el campo y enderezado el rumbo a Micenas: con esto, toda Troya empieza a respirar tras su largo luto. Ábrense las puertas; para todos es un placer salir de la ciudad y ver los campamentos dóricos, los lugares ya libres de enemigos y la abandonada playa; aquí acampaba la hueste de los Dólopes; allí tenía sus tiendas el feroz Aquiles; en aquel punto fondeaba la escuadra, por aquel otro solía embestir el ejército. Unos se maravillan en vista de la funesta ofrenda consagrada a la virginal Minerva, y se pasman de la enorme mole del caballo, siendo Timetes el primero en aconsejar que se lleve a la ciudad y se coloque en el alcázar, ya fuese traición, ya que así lo tenían dispuesto los hados de Troya; pero Capis, y con él los más avisados, querían, o que se arrojase al mar aquella traidora celada, sospechoso don de los Griegos, o que se le prendiese fuego por debajo, o que se barrenase el vientre del caballo y registrasen sus hondas cavidades. El inconstante vulgo se divide en encontrados pareceres.
Baja entonces corriendo del encumbrado alcázar, seguido de gran multitud, el fogoso Laoconte, el cual desde lejos, ¡Oh miserables ciudadanos! empezó a gritarles: ¿Qué increíble locura es esta? ¿Pensáis que se han alejado los enemigos y os parece que puede estar exento de fraude don alguno de los Dánaos? ¿Así conocéis a Ulises? O en esa armazón de madera hay gente aquiva oculta, o se ha fabricado en daño de nuestros muros, con objeto de explorar nuestras moradas y dominar desde su altura la ciudad, o algún otro engaño esconde. ¡Troyanos, no creáis en el caballo! ¡Sea de él lo que fuere, temo a los dánaos incluso cuando traen regalos!
Dicho esto, arrojó con briosa pujanza un gran venablo contra los costados y el combo vientre del caballo, en el cual se hincó retemblando y haciendo resonar con hondo gemido sus sacudidas cavidades; y a no habernos sido adversos los decretos de los dioses, si nosotros mismos no nos hubiéramos conjurado en nuestro daño, aquel ejemplo nos habría impelido a acuchillar a los Griegos en sus traidoras guaridas, y aun subsistieras, ¡Oh Troya! y aun estarías en pie, ¡Oh alto alcázar de Príamo!"
Continuará...

Joyas literarias XV

A continuación incluyo un fragmento de De la Tierra a la Luna, de uno de los padres de la ciencia ficción, Julio Verne, que para mi es uno de los cuatro grandes escritores del siglo XIX:

"Aquella misma noche, la palpitante noticia esperada con tanta impaciencia, cayó como un rayo en los Estados de la Unión, y luego, atravesando el océano, circuló por todos los hilos telegráficos del globo. El proyectil había sido percibido gracias al gigantesco reflector de Long's Peak. He aquí la nota redactada por el director del observatorio de Cambridge, la cual contiene la conclusión científica del gran experimento del GunClub.

Long's Peak, 12 de diciembre
A los señores miembros del observatorio de Cambridge:
El proyectil disparado por el columbiad de Stone's Hill ha sido percibido por los señores Belfast y J. T. Maston, el 12 de diciembre, a las 8 horas 47 minutos de la noche, habiendo entrado la Luna en su último cuarto.
El proyectil no ha llegado a su término. Ha pasado, sin embargo, bastante cerca de él para ser retenido por la atracción lunar.
Allí, su movimiento rectilíneo se ha convertido en un movimiento circular de una rapidez vertiginosa, y ha sido arrastrado siguiendo una órbita elíptica alrededor de la Luna, de la cual ha pasado a ser un verdadero satélite.
Los elementos de este nuevo astro no han podido aún determinarse. No se conoce su velocidad de traslación ni su velocidad de rotación. Puede calcularse en 2,833 millas, aproximadamente, la distancia que lo separa de la superficie de la Luna.
En la actualidad se pueden establecer dos hipótesis, y según cuál sea la que corresponde al hecho, modificar de distinta manera el estado de cosas.
O la atracción de la Luna prevalecerá sobre todas las fuerzas, y arrastrará el proyectil, en cuyo caso los viajeros llegarán al término de su viaje.
O, conservándose el proyectil en una órbita inmutable, gravitará alrededor del disco lunar hasta la consumación de los siglos.
He aquí lo que las observaciones nos dirán un día u otro, pero, por ahora, el único resultado de la tentativa del Gun-Club ha sido dotar a nuestro sistema solar de un astro nuevo.
J. BELFAST"

martes, 2 de julio de 2019

LXVIII Oasis de vida

Mi corazón entre bocanadas
silenciosamente se consume,
entre ardientes llamaradas,
acaricio tu perfume,
bajo la luz de las estrellas,
cruzamos miradas bellas.
sueño contigo si no tengo,
pues tu amor así retengo,
si te tengo me despierto,
pues tu piel advierto,
y junto a ti me divierto,
fácil es para mi amarte,
lo difícil sería olvidarte,
no volver a acariciarte.

lunes, 1 de julio de 2019

LXVII Construyendo un destino

Miro ahora hacia adelante,
imagino nuestro futuro,
y lo que veo es oscuro,
quizás espeluznante,
más allá nos dirigimos,
si cambiar el curso no decidimos,
si a la Tierra no por fin amamos,
si día a día la contaminamos,
en nuestras manos está,
y en las de los que vendrán,
quizás ellos detendrán,
esa herencia que maléfica va,
destruyendo a su paso va,
aunque no estoy seguro de que podrán,
pues el daño tan grande es,
mucho más de lo que ahora ves,
que no solo con buenas intenciones,
pues son muchas las acciones,
que deberemos tomar,
para el problema solucionar.