martes, 28 de julio de 2020

III No juzguéis y no seréis juzgados












Somos una raza arrogante,
del prójimo miramos el semblante,
con aire amenazante,
juzgando al instante,
si hacen lo correcto,
o no siguen el camino recto,
pero nadie es perfecto,
y ahí está la belleza,
quizás también la grandeza,
en nuestra indiscutible rareza.
en todas nuestras diferencias,
en la riqueza de las divergencias,
nacidas de nuestras dispares vivencias,
por eso respetemos de los otros las esencias.

lunes, 27 de julio de 2020

Tweeteando que es gerundio XXV...

A continuación sigo incluyendo algunos nuevos tweets de mi
cuenta de twitter (si quieres acceder a mi twitter pincha aquí), donde reflexiono un poco en general sobre este mundo sin sentido en el que vivo y del que sin duda formo parte, en cualquier caso espero que estas reflexiones os hagan pensar un poco también a vosotros aunque solo sea para concluir cuan equivocado estoy:

"-Este mundo es una joya que está poblada de gentes, culturas, entornos que sin duda deberíamos cuidar.
This world is a jewel that is populated by people, cultures, environments that we should certainly take care of.
-A veces la realidad sustituye tus sueños por pesadillas.
Sometimes reality replaces your dreams with nightmares.
-A veces tu voluntad sustituye tus pesadillas  por sueños.
Sometimes your will power replaces your nightmares with dreams."

Daniel Gorostiza Limón.

jueves, 23 de julio de 2020

Joyas literarias LXXX

A continuación incluyo un nuevo fragmento de la novela La máquina del tiempo de uno de los padres de la ciencia ficción, H.G. Wells, que para mi es uno de los cuatro grandes escritores del siglo XIX:

"—«Paciencia —me dije—; si quieres recuperar tu máquina debes dejar sola a la esfinge. Si piensan quitártela, de poco sirve destrozar sus paneles de bronce, y si no piensan hacerlo, te la devolverán tan pronto como se la pidas.
Velar entre todas esas cosas desconocidas ante un rompecabezas como éste es desesperante. Representa una línea de conducta que lleva a la demencia. Enfréntate con este mundo. Aprende sus usos, obsérvale, abstente de hacer conjeturas demasiado precipitadas en cuanto a sus intenciones; al final encontrarás la pista de todo esto.»
Entonces, me di cuenta de repente de lo cómico de la situación: el recuerdo de los años que había gastado en estudios y trabajos para adentrarme en el tiempo futuro y, ahora, una ardiente ansiedad por salir de él. Me había creado la más complicada y desesperante trampa que haya podido inventar nunca un hombre. Aunque era a mi propia costa, no pude remediarlo. Me reí a carcajadas.
Cuando cruzaba el enorme palacio, me pareció que aquellas gentecillas me esquivaban. Podían ser figuraciones mías, o algo relacionado con mis golpes en las puertas de bronce. Estaba, sin embargo, casi seguro de que me rehuían. Pese a lo cual tuve buen cuidado de mostrar que no me importaba, y de abstenerme de perseguirles, y en el transcurso de uno o dos días las cosas volvieron a su antiguo estado. Hice todos los progresos que pude en su lengua, y, además, proseguí mis exploraciones aquí y allá. A menos que no haya tenido en cuenta algún punto sutil, su lengua parecía excesivamente simple, compuesta casi exclusivamente de substantivos concretos y verbos. En lo relativo a los substantivos abstractos, parecía haber pocos (si los había).
Empleaban escasamente el lenguaje figurado.
Como sus frases eran por lo general simples y de dos palabras, no pude darles a entender ni comprender yo sino las cosas más sencillas. Decidí apartar la idea de mi Máquina del Tiempo y el misterio de las puertas de bronce de la esfinge hasta donde fuera posible, en un rincón de mi memoria, esperando que mi creciente conocimiento me llevase a ella por un camino natural. Sin embargo, cierto sentimiento, como podrán ustedes comprender, me retenía en un círculo de unas cuantas millas alrededor del sitio de mi llegada."

Continuará...

martes, 21 de julio de 2020

Joyas literarias LXXIX

A continuación incluyo un nuevo fragmento de la novela La máquina del tiempo de uno de los padres de la ciencia ficción, H.G. Wells, que para mi es uno de los cuatro grandes escritores del siglo XIX:

"¡Qué extraños desenvolvimientos de la Humanidad, qué maravillosos avances sobre nuestra rudimentaria civilización, pensé, se me iban a aparecer cuando llegase a contemplar de cerca el vago y fugaz Mundo que desfilaba rápido y que fluctuaba ante mis ojos! Vi una grande y espléndida arquitectura elevarse a mi alrededor, más sólida que cualquiera de los edificios de nuestro tiempo; y, sin embargo, parecía construida de trémula luz y de niebla. Vi un verdor más rico extenderse sobre la colina, y permanecer allí sin interrupción invernal. Aun a través del velo de mi confusión la tierra parecía muy bella. Y así vino a mi mente la cuestión de detener la máquina.
El riesgo especial estaba en la posibilidad de encontrarme alguna substancia en el espacio que yo o la máquina ocupábamos. Mientras viajaba a una gran velocidad a través del tiempo, esto importaba poco: el peligro estaba, por decirlo así, atenuado, ¡deslizándome como un vapor a través de los intersticios de las substancias intermedias! Pero llegar a detenerme entrañaba el aplastamiento de mí mismo, molécula por molécula, contra lo que se hallase en mi ruta; significaba poner a mis átomos en tan íntimo contacto con los del obstáculo, que una profunda reacción química —tal vez una explosión de gran alcance— se produciría, lanzándonos a mí y a mi aparato fuera de todas las dimensiones posibles... en lo Desconocido. Esta posibilidad se me había ocurrido muchas veces mientras estaba construyendo la máquina; pero entonces la había yo aceptado alegremente, como un riesgo inevitable, ¡uno de esos riesgos que un hombre tiene que admitir! Ahora que el riesgo era inevitable, ya no lo consideraba bajo la misma alegre luz. El hecho es que, insensiblemente, la absoluta rareza de todo aquello, la débil sacudida y el bamboleo de la máquina, y sobre todo la sensación de caída prolongada, habían alterado por completo mis nervios. Me dije a mí mismo que no podría detenerme nunca, y en un acceso de enojo decidí pararme inmediatamente.
Como un loco impaciente, tiré de la palanca y acto seguido el aparato se tambaleó y salí despedido de cabeza por el aire. Hubo un ruido retumbante de trueno en mis oídos. Debí quedarme aturdido un momento. Un despiadado granizo silbaba a mi alrededor, y me encontré sentado sobre una blanda hierba, frente a la máquina volcada. Todo. me pareció gris todavía, pero pronto observé que el confuso ruido en mis oídos había desaparecido. Miré en derredor. Estaba sobre lo que parecía ser un pequeño prado de un jardín, rodeado de

macizos de rododendros; y observé que sus flores malva y púrpura caían como una lluvia bajo el golpeteo de las piedras de granizo. La rebotante y danzarina granizada caía en una nubecilla sobre la máquina, y se moría a lo largo de la tierra como una humareda. 

[...] Pronto pensé que era estúpido dejarse empapar. Me levanté y miré a mi alrededor. Una figura colosal, esculpida al parecer en una piedra blanca, aparecía confusamente más allá de los rododendros, a través del aguacero brumoso. Pero todo el resto del Mundo era invisible."

Continuará...

jueves, 16 de julio de 2020

II Salud y república

Mirando y mirando alrededor,
veo un paisaje desolador,
podría ser esperanzador,
pero es mas bien aterrador,
el autoproclamado rey de la creación,
se encuentra en esta estación,
con bastante preocupación,
temiendo algo pequeño,
olvidando en su empeño,
que no es el virus que le roba el sueño,
el gran problema que esta Tierra castiga,
pues a dos patas el cruel rey intriga,
hablando de la gran madre como amiga,
mientras la maltrata cual enemiga.

I Esperando al tiempo para atravesar el espacio

Son lágrimas las caen ahora,
mientras fuera llueve a deshora,
allí donde la noche a esta hora,
como reina en esta tierra mora,
son lágrimas del ayer,
pues aún no te puedo ver,
y sin tu ser yo no puedo ser,
el tiempo corre mientras te añoro,
el tiempo se desliza mientras te adoro,
el tiempo se detiene porque te añoro,
entonces mi mente me dice déjalo pasar,
y mi corazón responde no puedo esperar,
cuando se trata de amar,
con cariño abrazar y con pasión besar.

martes, 7 de julio de 2020

Joyas literarias LXXVIII

A continuación incluyo un nuevo fragmento de la novela La máquina del tiempo de uno de los padres de la ciencia ficción, H.G. Wells, que para mi es uno de los cuatro grandes escritores del siglo XIX:

"Temo no poder transmitir las peculiares sensaciones del viaje a través del tiempo. Son extremadamente desagradables. Se experimenta un sentimiento sumamente parecido al que se tiene en las montañas rusas zigzagueantes (¡un irresistible movimiento como si se precipitase uno de cabeza!). Sentí también la misma horrible anticipación de inminente aplastamiento. Cuando emprendí la marcha, la noche seguía al día como el aleteo de un ala negra. La obscura percepción del laboratorio pareció ahora debilitarse en mí, y vi el Sol saltar rápidamente por el cielo, brincando a cada minuto, y cada minuto marcando un día. Supuse que el laboratorio había quedado destruido y que estaba yo al aire libre. Tuve la obscura impresión de hallarme sobre un andamiaje, pero iba ya demasiado de prisa para tener conciencia de cualquier cosa movible. El caracol más lento que se haya nunca arrastrado se precipitaba con demasiada velocidad para mí. La centelleante sucesión de obscuridad y de luz era sumamente dolorosa para los ojos. Luego, en las tinieblas intermitentes vi la Luna girando rápidamente a través de sus fases desde la nueva hasta la llena, y tuve un débil atisbo de las órbitas de las estrellas. Pronto, mientras avanzaba con velocidad creciente aún, la palpitación de la noche y del día se fundió en una continua grisura; el cielo tomó una maravillosa intensidad azul, un espléndido y luminoso color como el de un temprano amanecer; el Sol saltarín se convirtió en una raya de fuego, en un arco brillante en el espacio, la Luna en una débil faja oscilante; y no pude ver nada de estrellas, sino de vez en cuando un círculo brillante fluctuando en el azul.
La vista era brumosa e incierta. Seguía yo situado en la ladera de la
colina sobre la cual está ahora construida esta casa y el saliente se elevaba por encima de mí, gris y confuso. Vi unos árboles crecer y cambiar como bocanadas de vapor, tan pronto pardos como verdes: crecían, se desarrollaban, se quebraban y desaparecían. Vi alzarse edificios vagos y bellos y pasar como sueños. La superficie de la tierra parecía cambiada, disipándose y fluyendo bajo mis ojos. Las manecillas sobre los cuadrantes que registraban mi velocidad giraban cada vez más de prisa. Pronto observé que el círculo solar oscilaba de arriba abajo, solsticio a solsticio, en un minuto o menos, y que, por consiguiente, mi marcha era de más de un año por minuto; y minuto por minuto la blanca nieve destellaba sobre el Mundo, y se disipaba, siendo seguida por el verdor brillante y corto de la primavera."

Continuará...

lunes, 6 de julio de 2020

Joyas literarias LXXVII

A continuación incluyo tres poemas de la gran Safo de Mitilene, una talentosa poetisa de la antigua Grecia que conocí en mi adolescencia y que con su poesía desnuda, sencilla, y lírica me enseñó la instantáneamente intensa belleza de la poesía amorosa:

"De la hermosa Luna

De la hermosa luna los astros cerca
hacia atrás ocultan luciente el rostro
cuando aquella brilla del todo llena
sobre la tierra…

[...]

Desde Creta ven, Afrodita

Desde Creta ven, Afrodita, aquí
a este sacro templo, que un bello bosque
de manzanos hay, y el incienso humea
ya en los altares;
suena fresca el agua por los manzanos
y las rosas dan al lugar su sombra,
y un profundo sueño de aquellas hojas
trémulas baja;
pasto de caballos, el prado allí
lleno está de flores de primavera
y las brisas soplan oliendo a miel…
Ven, Chipriota, aquí y, tras tomar guirnaldas,
en doradas copas alegremente









[...]

Eros me sacudió el alma

Eros me sacudió el alma
como un viento que en la montaña sacude los árboles."

domingo, 5 de julio de 2020

CXI Curándome la melancolía

Lágrimas que van cayendo,
limpiando mi alma,
deslizándose con calma,
a las tristezas van barriendo,
para otro día poder reír,
tengo hoy que despojarme,
de la pena que no me deja vivir,
todo así va fluyendo,
y aunque hoy estoy sufriendo,
así sanaré mi herida alma,
me devolveré la calma,
para que la alegría pueda abrazarme,
y así volver a sentir,
como la vida vuelve a besarme.

jueves, 2 de julio de 2020

Tweeteando que es gerundio XXIV...

A continuación sigo incluyendo nuevos tweets de mi cuenta de twitter (si quieres acceder a mi twitter pincha aquí), donde reflexiono un poco en general sobre este mundo sin sentido en el que vivo y del que sin duda formo parte, en cualquier caso espero que estas reflexiones os hagan pensar un poco también a vosotros aunque solo sea para concluir cuan equivocado estoy:

"Si piensas que algo es imposible nunca será posible.
If you think that something is impossible it will never be possible.
Recuerda que sonrías o llores, seas útil o inútil, vivas o mueras, el sol volverá a salir mañana, por lo que haz que cada día cuente.
Remember that whether you smile or cry, whether you are useful or useless, whether you live or die, the sun will rise again tomorrow, so make every day count."

Daniel Gorostiza Limón.

Joyas literarias LXXVI

A continuación incluyo un poema de la gran Safo de Mitilene, una talentosa poetisa de la antigua Grecia que conocí en mi adolescencia y que con su poesía desnuda, sencilla, y lírica me enseñó la instantáneamente intensa belleza de la poesía amorosa:

"Himno a Afrodita

Inmortal Afrodita la del trono pintado
la hija de Zeus, tejedora de engaños, te lo ruego:
no a mí, no me sometas a penas ni angustias
el ánimo, diosa.

Pero acude aquí, si alguna vez en otro tiempo,
al escuchar de lejos de mi voz la llamada,
la has atendido y, dejando la áurea morada
paterna, viniste,

Tras aprestar tu carro. Te conducían lindos
tus veloces gorriones sobre la tierra oscura.
Batiendo en raudo ritmo sus alas desde el cielo
cruzaron el éter,
y al instante llegaron. Y tú, oh feliz diosa,
mostrando tu sonrisa en el rostro inmortal,
me preguntabas qué de nuevo sufría y a qué
de nuevo te invocaba,
y qué con tanto empeño conseguir deseaba
en mi alocado corazón. ¿A quién, esta vez
voy a atraer, oh querida, a tu amor? ¿Quién ahora,
ay Safo, te agravia?
Pues si ahora te huye, pronto va a perseguirte;
si regalos no aceptaba, ahora va a darlos,
y si no te quería, en seguida va a amarte,
aunque ella resista.

Acúdeme también ahora, y líbrame ya
de mis terribles congojas, cúmpleme que logre
cuanto mi ánimo ansía, y sé en esta guerra
tu misma mi aliada."