sábado, 30 de noviembre de 2019

LXXXVII Michiko Miyazaki

Ella era una guerrera habilidosa,
con una pericia prodigiosa,
más lo que la hacía poderosa,
solo en su interior reposa.


Su sonrisa era deliciosa,
tanto como su voz melodiosa,
era además amable y amistosa,
pero también letal y peligrosa,
si a ella te oponías,
cometiendo felonías 1,
no verías muchos más días.


La verdad y la justicia eran sus guías,
que la llevaban desde bosques a bahías,
sembrando de valor las tierras más baldías.

1 Deslealtad, traición, acción fea.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Joyas literarias XXXVI

A continuación incluyo un tercer fragmento de Los ojos verdes, una de mis leyendas favoritas de uno de mis escritores favoritos el genial andaluz Gustavo Adolfo Bécquer, que es, sin duda, un maestro del romanticismo, la fantasía y el terror:

"II

-Tenéis la color quebrada; andáis mustio y sombrío; ¿qué os sucede? Desde el día, que yo siempre tendré por funesto, en que llegasteis a la fuente de los Álamos en pos de la res herida, diríase que una mala bruja os ha encanijado con sus hechizos. 
Ya no vais a los montes precedido de la ruidosa jauría, ni el clamor de vuestras trompas despierta sus ecos. Sólo con esas cavilaciones que os persiguen, todas las mañanas tomáis la ballesta para enderezaros a la espesura y permanecer en ella hasta que el sol se esconde. Y cuando la noche oscurece y volvéis pálido y fatigado al castillo, en balde busco en la bandolera los despojos de la caza. ¿Qué os ocupa tan largas horas lejos de los que más os quieren? 
Mientras Íñigo hablaba Fernando, absorto en sus ideas, sacaba maquinalmente astillas de su escaño de ébano con el cuchillo de monte. 
Después de un largo silencio, que sólo interrumpía el chirrido de la hoja al resbalar sobre la pulimentada madera, el joven exclamó dirigiéndose a su servidor, como si no hubiera escuchado una sola de sus palabras: -Íñigo, tú que eres viejo; tú que conoces todas las guaridas del Moncayo, que has vivido en sus faldas persiguiendo a las fieras, y en tus errantes excursiones de cazador subiste más de una vez a su cumbre, dime: ¿has encontrado por acaso una mujer que vive entre sus rocas? 
-¡Una mujer! -exclamó el montero con asombro y mirándole de hito en hito. 
-Sí -dijo el joven-; es una cosa extraña lo que me sucede, muy extraña... Creí poder guardar ese secreto eternamente, pero no es ya posible; rebosa en mi corazón y asoma a mi semblante. Voy, pues, a revelártelo... Tú me ayudarás a desvanecer el misterio que envuelve a esa criatura, que al parecer sólo para mí existe, pues nadie la conoce, ni la ha visto, ni puede darme razón de ella."

Continuará...

martes, 26 de noviembre de 2019

Joyas literarias XXXV

A continuación incluyo un segundo fragmento de Los ojos verdes, una de mis leyendas favoritas de uno de mis escritores favoritos el brillante Gustavo Adolfo Bécquer, que es, sin duda, un maestro del romanticismo, la fantasía y el terror:

"En aquel momento se reunía a la comitiva el héroe de la fiesta, Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar. 
-¿Qué haces? -exclamó dirigiéndose a su montero, y en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, ya ardía la cólera en sus ojos-. ¿Qué haces, imbécil? ¡Ves que la pieza está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya a morir en el fondo del bosque! ¿Crees acaso que he venido a matar ciervos para festines de lobos? 
-Señor -murmuró Íñigo entre dientes-, es imposible pasar de este punto. 

-¡Imposible! ¿Y por qué? 
-Porque esa trocha -prosiguió el montero- conduce a la fuente de los Álamos; la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente, paga caro su atrevimiento. Ya la res habrá salvado sus márgenes; ¿cómo la salvaréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad horrible? Los cazadores somos reyes del Moncayo, pero reyes que pagan un tributo. Pieza que se refugia en esa fuente misteriosa, pieza perdida. 
-¡Pieza perdida! Primero perderé yo el señorío de mis padres, y primero perderé el ánima en manos de Satanás, que permitir que se me escape ese ciervo, el único que ha herido mi venablo, la primicia de mis excursiones de cazador... ¿Lo ves?... ¿Lo ves?... Aún se distingue a intervalos desde aquí... las piernas le faltan, su carrera se acorta; déjame... déjame... suelta esa brida o te revuelco en el polvo... ¿Quién sabe si no le daré lugar para que llegue a la fuente? Y si llegase, al diablo ella, su limpidez y sus habitadores. ¡Sus!, ¡Relámpago!, ¡sus, caballo mío!, si lo alcanzas, mando engarzar los diamantes de mi joyel en tu serreta de oro. 
Caballo y jinete partieron como un huracán. 
Íñigo los siguió con la vista hasta que se perdieron en la maleza; después volvió los ojos en derredor suyo; todos, como él, permanecían inmóviles y consternados. 
El montero exclamó al final: 
-Señores, vosotros lo habéis visto; me he expuesto a morir entre los pies de su caballo por detenerle. Yo he cumplido con mi deber. Con el diablo no sirven valentías. Hasta aquí llega el montero con su ballesta; de aquí adelante, que pruebe a pasar el capellán con su hisopo. "

Continuará...

sábado, 23 de noviembre de 2019

LXXXVI I want to break free 1

Quiero ser libre y volar,
lejos de este valle,
de lágrimas inundado,
donde el hermano mata,
en vez de amar,
a su hermana en la calle,
donde el color es castigado,
en vez de sus tonalidades abrazar,
a un lugar donde nunca se calle,
esa verdad que se nos arrebata,
donde libremente se pueda amar,
donde el pensar nunca encalle,
donde la igualdad no se ha pisoteado,
y por la justicia sin dudarlo se combata.

1 Quiero liberarme

jueves, 21 de noviembre de 2019

Tweeteando que es gerundio XVII...

A continuación incluyo algunos tweets de mi cuenta de twitter (si quieres acceder a mi twitter pincha aquí), donde medito un poco en general sobre este mundo sin sentido en el que vivo y del que formo parte, en cualquier caso espero que estas reflexiones os hagan pensar también a vosotros aunque solo sea para concluir cuan equivocado estoy:

"-Lo único cierto es que la vida es incierta...
The only certainty is that life is uncertain...
-A veces me enfada el hecho de estar siempre enfadado con la vida...
Sometimes I get angry by the fact that I am always angry with life...
-No se confunda porque las personas que realmente le importan son los ladrillos que hacen su hogar, es por eso que las casas están hechas de ladrillos de arcilla o piedra, pero los hogares están hechos de personas...
-Don't be confused because the people that you really care are the bricks that makes your home, that's why houses are made of bricks of clay or stone, but homes are made of people..."

Daniel Gorostiza Limón.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Joyas literarias XXXIV

A continuación incluyo un primer fragmento de Los ojos verdes, una de mis leyendas favoritas de uno de mis escritores favoritos mi admirado Gustavo Adolfo Bécquer, que es, sin duda, un maestro del romanticismo, la fantasía y el terror:

"Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir cualquier cosa con este título. 
Hoy, que se me ha presentado ocasión, lo he puesto con letras grandes en la primera cuartilla de papel, y luego he dejado a capricho volar la pluma. 
Yo creo que he visto unos ojos como los que he pintado en esta leyenda. No sé si en sueños, pero yo los he visto. De seguro no los podré describir tales cuales ellos eran: luminosos, transparentes como las gotas de la lluvia que se resbalan sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano. De todos modos, cuento con la imaginación de mis lectores para hacerme comprender en este que pudiéramos llamar boceto de un cuadro que pintaré algún día. 


-Herido va el ciervo... herido va; no hay duda. Se ve el rastro de la sangre entre las zarzas del monte, y al saltar uno de esos lentiscos han flaqueado sus piernas... Nuestro joven señor comienza por donde otros acaban... en cuarenta años de montero no he visto mejor golpe... Pero ¡por San Saturio, patrón de Soria!, cortadle el paso por esas carrascas, azuzad los perros, soplad en esas trompas hasta echar los hígados, y hundidle a los corceles una cuarta de hierro en los ijares: ¿no veis que se dirige hacia la fuente de los álamos; y si la salva antes de morir podemos darle por perdido? 
Las cuencas del Moncayo repitieron de eco en eco el bramido de las trompas, el latir de la jauría desencadenada, y las voces de los pajes resonaron con nueva furia, y el confuso tropel de hombres, caballos y perros se dirigió al punto que Íñigo, el montero mayor de los marqueses de Almenar, señalara como el más a propósito para cortarle el paso a la res. 
Pero todo fue inútil. Cuando el más ágil de los lebreles llegó a las carrascas jadeante y cubiertas las fauces de espuma, ya el ciervo rápido como una saeta, las había salvado de un solo brinco, perdiéndose entre los matorrales de una trocha que conducía a la fuente. 
-¡Alto!... ¡Alto todo el mundo! -gritó Íñígo entonces-; estaba de Dios que había de marcharse.
Y la cabalgata se detuvo, y enmudecieron las trompas, y los lebreles dejaron refunfuñando la pista a la voz de los cazadores. "

Continuará...

lunes, 11 de noviembre de 2019

Joyas literarias XXXIII

A continuación incluyo el  último fragmento de uno de mis relatos favoritos del escritor Edgar Allan Poe, que es, sin duda, un maestro del suspense y el terror, un fragmento de El corazón delator:

"Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba… ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso…, un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia… maldije… juré… Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto… más alto… más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían… y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más
tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces… otra vez… escuchen… más fuerte… más fuerte… más fuerte… más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí… ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!"

Fin.

jueves, 7 de noviembre de 2019

LXXXV Hijo de la lìrica

Sentado suavemente tecleo,
mientras un poema deslizarse veo,
se me escurre entre mis dedos,
volando más allá de mis miedos,
hacia parajes menos húmedos,
olvidando todos mis credos,
me trae aquello que más deseo,
avanza sin dejar escapar un jadeo,
nunca se a donde me lleva,
ni hacia donde cada verso se eleva,
no hasta que este está acabado,
y a veces aún con este terminado,
conmigo burlonamente se queda,
dejándome como ahora anonadado.

lunes, 4 de noviembre de 2019

LXXXIV La canción de la lucha












Siente el poder que en ti nace,
siéntelo pues en tu interior yace,
mira como ni el viento lo deshace,
si lo destruyen como fénix renace,
sin duda que la vida te derrotará,
al suelo una y otra vez te tirará,
pero tu tenacidad te levantará,
pues tú y solo tú tienes el poder,
de ver tu vida crecer y crecer,
hasta llegar a ser quien quieres ser,
para poder finalmente ser feliz,
olvida está o aquella cicatriz,
pues de la vida eres un aprendiz,
que busca el embrujo de no ser infeliz.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Joyas literarias XXXII

A continuación incluyo un  penúltimo fragmento de uno de mis relatos favoritos del escritor Edgar Allan Poe, que es, sin duda, un maestro del suspense y el terror, un fragmento de El corazón delator:

"Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En el momento en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
Sonreí, pues… ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campiña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara… hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos."

Continuará...