martes, 10 de septiembre de 2019

LXXVII Disminuid y dividíos
















Creced y multiplicaos;
y ellos crecieron y crecieron,
hasta que su número trajo el caos,
y el lamento de la Tierra desoyeron,
parad ya de multiplicaos, 
pero enseñoreados de ella se sintieron,
pues habían dominado a los peces del mar,
pues habían dominado a las aves del cielo,
y a toda criatura que se movía sobre el suelo,
abusando sin parar de su hogar,
maltratando a su prójimo sin ningún duelo,
pues sentían que podían reinar,
sin en el mañana siquiera pensar,
hasta que ni ellos quedaron en mar, suelo o vuelo.

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