lunes, 28 de octubre de 2019

Joyas literarias XXXI

A continuación incluyo un  tercer fragmento de El corazón delator que es uno de mis relatos favoritos del escritor Edgar Allan Poe, un maestro del suspense y el terror:

"Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí… ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez… nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar… ninguna mancha… ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo… ¡ja, ja!"

Continuará...

jueves, 24 de octubre de 2019

LXXXIII El placer de amarte



Tráeme alegres días,
con hermosas melodías,
y te daré lo me que pedías,
llevate toda la amargura,
para mi pena busca una cura,
acompáñame en la noche oscura,
besa mi alma impura,
y te entregaré mi corazón,
te amaré sin condición,
te seguiré con emoción,
confíame tus sueños,
sean grandes o pequeños,
busquemoslos siempre risueños,
y de nuestros destinos seamos los dueños,

Tweeteando que es gerundio XVI...

A continuación incluyo algunos tweets de mi cuenta de twitter (si quieres acceder a mi twitter pincha aquí), donde reflexiono un poco en general sobre el loco mundo que me rodea últimamente, en cualquier caso espero que estas ideas os hagan pensar también a vosotros aunque solo sea para concluir cuan equivocado estoy:

"-Recuerda que una escalera lo mismo sirve para subir que para bajar, el uso se lo das tú.
Remember that a stair is the same for go up as for go down, what changes is the use that you give to it.
-Solo soy un maldito extranjero que vive y trabaja en Gran Bretaña, de la malvada Unión Europea, en concreto de la aún más malvada España, sin embargo incluso los villanos como yo tienen una opinión, así que creo que Gran Bretaña es más fuerte dentro de la Unión Europea que fuera, y que la Unión Europea también es más fuerte con Gran Bretaña en su interior.
-I'm just a bloody foreigner that live and work in the United
Kingdom, from the evil European Union, more specifically from the even more evil Spain, however even villains like me have an opinion, so I think that the United Kingdom is stronger inside the European Union than outside, and that the European Union is stronger too with the United Kingdom inside it.
-Había una vez un Reino que estaba Unido, entonces ese país se puso a si mismo en una situación difícil, pero en lugar de tratar de arreglarlo, esa nación se metía en un desastre cada vez más grande, ahora me pregunto, ¿Podrá ese país salvarse de sus propios errores? Espero que la respuesta sea sí.
-Once upon a time there was a Kingdom that was United, then this country puts itself in a difficult situation, but instead of try to fix it, that nation went to a mess every time bigger, now I ask myself, Could this country save itself from its own mistakes? I hope the answer will be yes."

martes, 15 de octubre de 2019

Joyas literarias XXX

A continuación incluyo un  segundo fragmento de El corazón delator que es uno de mis relatos favoritos del escritor maestro del suspense y el terror Edgar Allan Poe:

"Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando… tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.
Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena… ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: -No es más que el viento en la chimenea… o un grillo que chirrió una sola vez.
Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.
Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par… y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.
¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado."

Continuará...

lunes, 14 de octubre de 2019

Joyas literarias XXIX

A continuación incluyo un  primer fragmento de El corazón delator que es uno de mis relatos favoritos del escritor maestro del terror y suspense Edgar Allan Poe:

"¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre… Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio… ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado… con qué previsión… con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría… ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente… ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches… cada noche, a las doce… pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.

Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás… pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando: -¿Quién está ahí?"
Continuará...

jueves, 10 de octubre de 2019

LXXXII Otoño en Lago Vyrnwy

Gotas de agua que caen del cielo
dejando húmedo el suelo,
mientras el aire reanuda su vuelo,
el otoño ha llegado sin ningún duelo,
miro sin ninguna pereza,
el gris sobre mi cabeza,
a la vez que observo la maleza,
que del verde se despoja,
cambiando el color de su hoja,
pintándose de amarillo y roja,
así como también se deshoja,
el árbol que dignamente se desnuda,
para no dejarte ninguna duda,
de que esta estación se despliega concienzuda.

LXXXI Abre los ojos
















La frustración de no poder,
o eso nos hacemos creer,
las repercusiones parecemos temer,
que eso pudiera tener,
el miedo a nuestra miseria perder,
pues poco o nada solemos poseer,
nos imposibilita poder crecer,
nos impiden contra los amos alzarnos,
contra nuestra esclavitud levantarnos,
más no toda la culpa debemos echarnos,
pues nunca han dejado de enseñarnos,
que podrían castigarnos,
que no lograríamos hacia la libertad elevarnos,
más incrédulos debemos ser,
a lo que vayan a contarnos,
pues tratan de engañarnos,
con sus mentiras la misma esperanza robarnos,
y de las ataduras tenemos que despojarnos 
con las que atan a nuestro ser,
y por una vez en la historia vencer.

martes, 1 de octubre de 2019

Joyas literarias XXVIII

A continuación incluyo un fragmento de El mercader de Venecia que junto a Julio Cesar y Sueño de una noche de verano, es una de mis obras favoritas del gran poeta y dramaturgo británico William Shakespeare, en concreto el famoso monologo que el personaje del mercader y prestamista judío Shylok hace, si no recuerdo mal en la escena del juicio a Antonio:

"Él me había avergonzado y perjudicado en medio millón, se rió de mis pérdidas y burlado de mis ganancias. Despreció a mi nación, desbarató mis negocios, enfrío a mis amigos y calentó a mis enemigos y cual es su motivo soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no se alimenta de la misma comida, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos haceis cosquillas, ¿no nos reímos?, Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?
Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un judío insulta a un cristiano, ¿cuál será la humildad de éste? La venganza. Si un cristiano ultraja a un judío, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del judío, si quiere seguir el ejemplo del cristiano? Pues venganza. La villanía que me enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis dado."