Suena dulce una melodía,
hasta que se hace de día,
y se acaba la alegría,
pues bajo el abrazo de Morfeo,
ahora ya no me veo,
pues por más que lo deseo,
no puedo parar el tiempo ni el espacio,
ni hacer que vaya rápido o despacio,
más como de mis sábanas tampoco hoy me sacio,
salgo de ese singular paraíso reacio,
Mirando el deprimente gris cielo,
me desplazo lentamente sobre el suelo,
deseando alzar majestuoso el vuelo,
hacia reinos en los que con mi pluma me cuelo.
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