domingo, 13 de agosto de 2017

Té con canela, café con leche. (5ª parte.)..

-Pues he de decirte que al principio me aburrí un poco, porque claro la novela se titula Espartaco y en las cien primeras páginas apenas si sale, pero luego cuando sigues leyendo la cosa empieza a ponerse interesante y entiendes que esa primera centena de páginas era como una preparación, una introducción para que te metieras en aquel mundo y lo vieras con los ojos de aquella época, para que entendieras porque los romanos no comprendieron nunca lo que les pasaba a los esclavos y porque cada cierto tiempo había una revuelta de esclavos en algún lugar del imperio.
-Entonces, ¿Te ha gustado?; quiso saber Antonio pues no le había quedado del todo claro.
-Si bastante; le respondió Patricia; la pena es que su revuelta no triunfara, pero bueno aun fracasando esos hombres y esas mujeres lograron llenar de esperanza los corazones de muchas personas de toda condición de que el débil podía hacerle frente al poderoso y podía hacerlo porque realmente no era débil. 
-Me alegra que te halla gustado; le dijo Antonio; pues a mi me ha gustado mucho el tuyo también y eso que a mi no me gustan los tebeos ni nada, pero la verdad es que esta novela gráfica me ha encantado.
-A mi tampoco me gustan Antonio; le comentó Patricia; pero cuando mi hijo me lo regaló tan entusiasmado, me dije “¡Vamos a darle una oportunidad al tebeillo!” y la verdad es que  Persépolis me sorprendió.
-He de decirte de hecho que de esta novela gráfica he aprendido mucho de las mujeres, de Irán, y sobre la integridad; comentó Antonio con el volumen de tapas rojas entre las manos; por momentos me hizo reír, en otros casi llorar…
(Continuará...)

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