miércoles, 13 de enero de 2016

Logomaquía, sencillamente poética...

Cinco son ya los poemas que me quedan por mostrar de mi querida LOGOMAQUIA, un poemario que surgió de dos plumas, y así por un lado estuvo Manolo Moro que mostro al mundo su maestría en el arte de las letras con su PUTAS LUCES DE NAVIDAD, y por el otro yo, Daniel Gorostiza Limón, con ese conjunto de poemas al que llamé LUZ ENTRE LAS TINIEBLAS, siendo así nuestro libro fruto de la suma de dos autores y sus dos obras.
Y como ya es sabido y más que sabido, este es el momento en el que la única voz que suena y resuena por estos lugares es la de mi verso, mi poesía, que en su camino intenta brindarnos una pizca de  luz entre las tinieblas que nos acompañan en el día a día en este mundo a veces demasiado gris, así que la hora ha llegado de que se muestre ante ti, lector, el vigésimo sexto poema de Logomaquia, el vigésimo sexto poema de LUZ ENTRE LAS TINIEBLAS:




XXVI VITA MEA 1 V: EL MONTE DEL DESTINO.
Los amores mueren al igual que nacen,
la vida te golpea con nuevas realidades,
los recuerdos, dulce refugio de sabor amargo,
son huellas que dejaste en tu camino hasta la muerte,
un sendero que cuesta arriba se hace ahora,
brusco acantilado en la vejez.
Mas eso ahora lejos está, aun no ha llegado…
no ha llegado mi hora de encontrar el Monte del Destino,
para arrojar mi preciado tesssoro,
mi valioso anillo de poder, que domina a los demás.
No aun, pues aunque se que algún día,
a las oscuras tierras de Mordor me llevará mi camino,
me es grata aun la pesada carga que sobre mis hombros recae.
Los días se hacen cortos para un pobre mortal,
mas cuan gran pesadilla, de hojas que no acaban de desfoliar,
aquel árbol de pasado remoto,
sería creo yo, la siempre ansiada inmortalidad.

1 mi vida (en latín)

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