Os dejo aquí un fragmento de mi nuevo libro Mundos, en concreto parte del tercer capitulo del quinto relato de la parte de Mundos Fantásticos.
V Li y el dragón.
Capítulo III: El decreto del emperador. (1ª parte)
Tras haber escuchado con atención ambas narraciones claramente contradictorias, el emperador de China habló de esta manera: -Bueno y ahora espero, mi querida esposa, que me expliquéis que es lo que me quereis hacer ver con esta historia o mejor dicho historias, porque sin duda que me hallo bastante perdido.
A lo que la siempre audaz emperatriz Li Ling le contestó: -Antes de nada, mi querido esposo, os diré que de la misma manera que puedo decir que Cho el matadragones era mi padre, podría también decir que Brus la combatehumanos fue mi madre.
-Por supuesto, continuad, continuad, mi querida Li Ling; le dijo el emperador bastante intrigado.
-Bueno pues como os podeis imaginar los campeones de ambos bandos no tardaron en enfrentarse entre ellos y como resultado de esa fiera y muy igualada batalla, Shaoran, mi padre, murió y Brus mi madre quedó gravemente herida y a punto estuvo de morir, sin embargo, la fortuna le sonrió, puesto que tuvo suerte y sobrevivió para con el tiempo recuperar toda su fortaleza, de la que pretendía hacer uso para castigar a los humanos. Por lo que sin pensarlo ni un momento se dirigió a la fortaleza de mi padre y la encontró abandonada desde hacía ya bastante tiempo, puesto que aunque ella lo desconocía en aquel momento, los habitantes tanto de la Fortaleza Oscura como de la Aldea Sombría habían huído despavoridos al saber que su protector había perecido bajo sus garras.
Entonces se adentró curiosa en la Fortaleza Oscura y lo único que pudo encontrar en su interior fueron algunos caballos en sus cuadras y una niña de seis años que al verla no dudo ni un momento en amenazarla con una espada.
-Mi madre murió al yo nacer, por lo que nunca la conocí y a mi padre lo asesinaste tú, pero yo lo vengaré; le dijo la niña acercándose a ella sin miedo alguno, para luego añadir: -Los demás han huído como los cobardes que son, pero yo me negué a marcharme de aquí y me quedé, puesto que no consentiré dejar impune la muerte de mi amado padre, al que honraré sin duda con tu muerte.
Entonces Brus movió subitamente su cola rozando tan solo la mano de la niña pero consiguiendo con ello que la espada se clavara en una de las paredes del gran salón en el que se encontraban, a consecuencia de ese mismo movimiento la niña, en cambio, cayó al suelo, quedando sentada de la misma caída.
Tras lo cual Brus dijo: -No voy a pelear contigo, pequeña.
-De todos es sabido que te comes ferozmente a aquellos humanos que te encuentras a tu paso y ahora vas a decirme que no vas a pelear con uno de ellos; afirmó la pequeña, mientras se levantaba, muy segura de sus palabras.
-No sé que te habrán contado de mi, pero yo soy vegetariana, como casi todos los ejemplares de mi raza, ahora cada vez menos númerosa; le dijo la dragona, tras lo que se dio la vuelta y agarró con su cola varios troncos que depositó en la chimenea, los cuales encendió con tan solo una llamarada. Para a continuación marcharse y volver al poco con un enorme ciervo que había cazado, el cual dejó en el suelo. Tras esto, miró a la niña que trataba de sacar la espada de la pared y dijo: -Los de tu especie son más que nada carnívoros, así que supongo que con esto tendrás suficiente comida para unos tres días.
En aquel momento salió de la sala esa alargada criatura con un cuerpo que como ya sabeis se asemeja en sus partes a nueve animales, teniendo los ojos de la langosta, los cuernos del ciervo, el morro del camello, la nariz del perro, los bigotes del pez gato, la melena del león, la cola de la serpiente, las escamas del pescado y las garras del águila. Siendo entonces seguida la dragona por la niña que había logrado extraer la espada y lo hizó hasta el pozo en el que aquella criatura metió la cabeza, para sacarla inmediatamente y decir: -Este agua no es potable.
-¿Po... qué?; preguntó la niña.
Brus se quedó entonces inmóvil unos segundos para posteriormente contraerse de tal forma que se enroscó sobre si misma como si fuera una enorme espiral que a la niña le recordó a las casas que llevan a cuestas los caracoles. La pequeña estaba desconcertada y a la vez curiosa, mirando a la criatura levitando encima del pozo, tanto es que mil y una estocadas mortales le podía haber dado en aquel instante, pero en aquel momento su curiosidad era mucho mayor que su deseo de venganza. Por lo que ella seguía mirando a la dragona cuando de repente esta se alargó hasta su longitud habitual, metiendo entonces la cabeza en el pozo, de manera rápida y certera, inmediatamente después de esto expulsó una llama larga y continua que hizo salir del pozo una gran cantidad de vapor como consecuencia de que el agua estaba siendo hervida, hecho esto retrocedió y sacó la mitad de su alargado cuerpo, el cual había introducido dentro del pozo, hablando de esta manera: -Con esto bastará, pero no la bebas de inmediato a menos que te quieras quemar la lengua, por lo que creo que sería mejor que dejases que se enfríe primero.
Daniel Gorostiza Limón.
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