Entrampados en nuestra desconfianza,
vivimos libres sin fianza,
mientras nos llenamos la panza,
olvidando de la vida la enseñanza,
de que el compartir,
es necesario para el buen vivir,
preferimos el sobrevivir,
antes de a nuestra avaricia desistir,
pero tarde o temprano,
nuestro comportamiento más que vano,
se nos irá de la mano,
y lo que hemos sembrado,
habremos sin duda alguna cosechado,
y nuestro reprochable quehacer será castigado.
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