Os dejo aquí un fragmento de mi nuevo libro Mundos, en concreto el segundo capitulo del tercer relato de la parte de Mundos Fantásticos.
III La katana de Michiko Miyazaki.
Capítulo II: La historia de una katana.
Tenía Michiko Miyazaki apenas nueve años cuando al fin se atrevió a entrar en el cuarto donde su padre guardaba su armadura de samurai, y allí estaba esta, hermosa pero terrible, con sus tonalidades rojas y negras distribuidas bellamente por toda ella, con su imponente mascara cuyo objetivo no era otro que el de causar terror a aquellos que la contemplasen. Más abajo se encontraban las dos katanas propias de todo samurai con las que su padre había participado exitósamente en tantas batallas que había logrado que el nombre de Toshio Miyazaki inspirase por igual temor y admiración entre aquellos que lo rodeaban y en general por todo Japón.
Sus palabras la intrigaron tanto que sin tan siquiera dudarlo accedió a lo que le pedía.
-Cuenta la leyenda que después de contemplar la bella creación que los Dioses Izanagi e Izanami habían realizado, que no era otra que el archipielago japonés, la siempre divina Amaterasu2 lloró al contemplar tal belleza, tras eso se secó las lágrimas en un un pañuelo verde que llevaba escondido en una de las mangas de su precioso kimono, pero llevada como estaba aún por la emoción, cuando lo volvió a guardar de nuevo en su manga, este se le deslizó sin que ella pudiera advertirlo, entonces cayó desde las alturas en las que la majestuosa Diosa solar habita a una tierra que se encuentra no muy lejos de aquí.
Con el tiempo el pañuelo de la Diosa se transformó en una pequeña colina, pues como sabes los utensilios y complementos que los Dioses crean para si mismos pueden adquirir propiedades asombrosas, debido a la suprema naturaleza de sus creadores.
En cuanto a las lágrimas se transformaron en un metal de cualidades insolitas, y con ese metal se forjaron siete katanas como siete lágrimas derramó la Diosa, cada una de ellas poseedora de una magia que la diferenciaba de las otras, pero todas con un objetivo, proteger el Japón.
Fue por este mismo motivo que estas katanas fueron entregadas a siete familias de los más dispares puntos de nuestra nación insular.
Una de ellas fue a parar a manos del primer Miyazaki y desde entonces ha estado bajo la custodia de nuestra familia para ser usada tan sólo en caso de que fuera necesario para proteger nuestro país...
-Nuestra katana asegura al que la usa la victoria en cualquier combate en el que es desenvainada...
-Pero eso es fabuloso, padre; le interrumpió Michiko Miyazaki admirada.
-Bueno, hija, como podrás imaginar todo en esta vida tiene un precio o una contrapartida, lo cual sucede también con los dones de los Dioses y de igual modo que le asegura la victoria a aquel que la desenfunda también le hará perder un año de su vida por ello.
-Sin duda es un alto precio el que hay que pagar por usarla; comentó ella para después añadir curiosa: -¿Y usted, padre, la ha usado en alguna ocasión?
-No, ni tan siquiera he tenido el deseo de hacerlo a excepción de cuando... bueno eso ya no importa; afirmó entristeciendo a la vez que endurecía su rostro.
-No hace falta que lo diga, padre, porque no tengo duda de cuando fue eso, fue cuando asesinaron a madre...
Calló durante unos segundos y sin darse la vuelta para que su hija no viera la única lágrima que solitaria recorría su rostro, tragó saliva y entonces continuó diciendo: -Pero lo cierto es que ni aquel día, ni ningún otro he llevado la espada conmigo para así evitar la tentación de querer usarla innecesariamente, porque nunca creí necesitarla y así ha sido en las numerosas batallas en las que me he visto envuelto durante mi vida, así ha sido durante todos los días de mi existencia excepto uno, aquel fatídico día, aquel día que lo cambió todo, puesto que aquel día la habría usado y no me habría temblado el pulso por ello. Porque sin duda, debido a mi linaje, debido a que soy un Miyazaki, tengo un Giri3 que dirige mi vida por entero, el cual es defender esta nación a la que profundamente amo, pero no me avergüenza nada decir que no es el Japón lo que yo más amo, lo que yo más amo es a ti y a tu madre, la dulce Akiko.
2 Es la diosa del Sol en el sintoísmo y antepasada de la familia imperial de Japón según los preceptos de dicha religión, por lo que podría decirse que es la madre del imperio y deidad suprema en el país. También conocida como ōhiru-menomuchi-no-kami, nombre que significa Diosa gloriosa que brilla en el cielo.
3 Giri es un valor japonés que se corresponde aproximadamente con deber, obligación o incluso la carga de obligación en castellano. Se define también como servir con una devoción sacrificada. A la vez está asociado con los complejos valores japoneses que implican lealtad, gratitud y deuda moral.
Daniel Gorostiza Limón.
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