jueves, 3 de octubre de 2024

La katana de Michiko Miyazaki (1ª parte)

Os dejo aquí un fragmento de mi nuevo libro Mundos, en concreto el primer capitulo del tercer relato de la parte Mundos Fantásticos. 


III La katana de Michiko Miyazaki.


Capítulo I: El camino del guerrero.


Nuestra historia tránscurre durante un período de la historia japonesa conocido como el período Sengoku, donde después de un breve periodo de relativa estabilidad, se creó un vacío político durante el shogunato de Ashikaga Yoshimasa. Yoshimasa era un shogún que solía estar dedicado totalmente a cuestiones artísticas y culturales, por lo que cometió el error de desatender completamente la situación económica y política del país. Debido a esto, los terratenientes oportunistas y avidos de poder comenzaron una lucha interna con la intención de obtener poder y tierras, esta lucha fue conocida como la Guerra Ōnin, tomando además estos terratenientes para sí mismos el título de daimyō1. Este periodo de la historia japonesa, comprendido entre el año 1467 y el 1568, sería conocido como ya he mencionado con anteriodad como el período Sengoku o periodo de estados en guerra. Como podeis imaginar no es nada extraño que precisamente bajo este clima de inestabilidad y conflictos armados, fuera cuando los samuráis tuvieron su época de mayor potagonismo.

Y ahora que sabeis todo eso, imaginaos a una niña que
nace en esa época de la historia de Japón, en la isla de Hondo ahora conocida como Honshu o isla principal en una población cercana a la isla de Itsukushima, una isla famosa por el muy antiguo santuario sintoista del mismo nombre, es decir el santuario de Itsukushima2.

Esa niña de la que nos ocuparemos en esta historia tuvo la desfortuna de nunca conocer a su madre pues esta murió de una forma trágica, pero nadie nunca le dijo como, al menos en su infancia, aunque con el tiempo ella lo acabaría descubriéndo por si misma.

Esa pequeña era la hija única de Toshio Miyazaki, el más bravo y celebre samurái de la región, un hombre de noble corazón que la quería con locura y que aspiraba a que algún día ella fuera una elegante y refinada dama en la corte del mismísmo Shogún3 y ¿Quién sabe si desposando quizás a algún noble de alta alcurnia?

Y aunque Michiko Miyazaki amaba a su padre con todo su corazón, nada de eso era lo que ella deseaba para sí, pues su sueño era ser una fiera guerrera admirada y respetada por todos, y como su padre conocía sus sueños pero consideraba que se trataba de una fiebre pasajera, no se opuso a entrenarla, hasta que finalmente después de varios años enseñándole tanto el bushido, el camino del guerrero, como el más hábil manejo de la katana, se dio cuenta de ella no tenía intención ninguna de cambiar de vocación. Se dio cuenta de que ella no tenía intención ninguna de vestir caros y coloridos kimonos de preciosa seda, ni tampoco de aprender el arte de hacer la conversación más amena para su futuro esposo e invitados. Y fue entonces cuando tomó la decisión de dejar de enseñarle, tratando así de desalentarla cuando, sin él saberlo, lo que realmente estaba haciendo era alentarla, alentarla a observarlo mientras practicaba con su espada tratando cada día de alcanzar la perfección en su manejo.

Hasta que un desafortunado día su padre descubrió eso también, así que decidió mandarla con su tía materna para que le enseñara a ser una doncella a la altura de su madre, puesto que pensaba que quince años era una edad suficiente para que una jovencita dejase atrás una fantasía que no le correspondía para nada a su condición.

Y os lo creaís o no aquella joven cuya belleza rivalizaría con la de la flor del cerezo lo intentó, lo hizo sin dudarlo ni un momento y lo hizo por el amor que le profesaba a su padre, pero lo cierto es que no tardó mucho en descubrir que ese no era su camino, así que se escapó de casa de su tía cuando sólo tenía dieciseis años para después pasarse por su casa y robar la legendaria katana de los Miyazaki, convirtiéndose en cierta forma en una ronin, una samurai sin ningún señor al que tener que obedecer, pero en su caso no por haberlo perdido, sino por no haberlo tenido nunca.

En cualquier caso ella ya había decidido que vagaría por los caminos ayundado a aquel que lo necesitase, siempre que su causa fuera noble, y lo haría a cambio tan solo de un poco de comida y un lugar para pasar la noche.

(Continuará...)

1 Esta palabra en castellano significa literalmente gran nombre y se trata de un señor feudal japonés.

2 Esta isla es también conocida popularmente como Miyajima.

3 Comandante del ejército, era un título que en Japón concedía directamente el propio emperador. Es la abreviación de Seii Taishōgun (Gran general apaciguador de los bárbaros), nombramiento que hasta 1192 había sido temporal y era utilizado para referirse al general que comandaba al ejército enviado a combatir a los emishi, que habitaban en el norte del país.

Pero todo eso cambio durante el siglo XII y hasta mediados del siglo XIX, ya que el shōgun se convirtió en el gobernante de facto de todo el país, aunque teóricamente el emperador era el legítimo gobernante y este depositaba la autoridad en el shōgun para gobernar en su nombre. Durante este tiempo, el emperador se vio obligado a delegar completamente cualquier atribución o autoridad civil, militar, diplomática y judicial a quien tuviera dicho título.


Daniel Gorostiza Limón.


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