domingo, 8 de mayo de 2022

Un nuevo Fragmento más de "La voz anónima"

Me dispongo a compartir aquí otro nuevo pequeño fragmento de mi libro La voz anónima, un relato perteneciente precisamente a la sección de relatos breves de esta obra titulada En las cocinas del imperio, espero que disfruteis de su lectura y que os haga reflexionar o mejor aún sentir.



Capítulo I: ¿Amigos o enemigos? (2ª parte.)




Sinceramente no sé que esperaba encontrar, pero desde luego que nunca imaginé que de entre las lecturas del cantabro se hallaran obras en arabe.

En cualquier caso volví a envolver el libro tal y como lo encontré, colocando la ropa ordenada de la misma forma en la que se ubicaba en su parte del armario, lo cual no impidió que aquella noche después de cenar Jonnhy me preguntara lo siguiente, mientras fregabamos nuestros platos en la cocina común de la residencia: -Oye Gabriel, ¿Acaso has estado revolviendo entre mis cosas?

-No, ¿Qué te hace pensar eso?; le contesté yo fingiendo sorpresa.

-Pues que estaba todo ordenado casí en el mismo orden en el que lo dejé, siendo ese casi lo que me ha hecho pensar que has estado fisgoneando entre mis ropas; afirmó él muy seguro de sus palabras.

-Y, ¿Qué te hace pensar que he sido yo?; quise saber yo
aparentando indignación; que yo sepa en el cuarto somos tres, ¿Porqué he de ser yo y no Francesco?

-Mi estimado amigo andaluz, sabes tan bien como yo que si Francesco hubiera sido el que hubiera revuelto entre mis pertenencias, nunca se habría tomado la molestía después de dejar las cosas tal y como estaban.

-Está bien, lo confieso, he sido yo; afirmé, tras lo cual le conté lo que había sucedido tal cual había sucedido, a lo cual él me contestó: -¿Y por que no simplemente me lo has dicho desde el principio? ¿Tanto te ha alarmado lo que has encontrado?

-Jonnhy, en esta residencia casi la mitad de sus inquilinos son musulmanes, si me alarmara encontrar algo en arabe aquí, habría salido corriendo hace ya tiempo y no habria parado hasta Holborn y eso está a media hora en metro de aquí, como muy bien sabes. Más que alarmarme lo que me ha es intrigado el hecho de que alguien del norte de España, al que no creía musulmán pues nunca ha mencionado nada de religión o creencia alguna, tuviera un libro en arabe, y ahora querría preguntarte, ¿Qué libro es? ¿Es acaso las mil y una noches?

-¿En serio no lo has deducido?, me decepcionas mister Sherlock, creí que a estas alturas ya sabrías que es el Corán; comentó el sarcásticamente.

-Deduzco que entonces sí eres musulmán, pues aunque yo también tengo un ejemplar del Corán, traducido eso sí al castellano, así como una Biblia y no soy ni musulmán ni cristiano, también es cierto que yo los tengo en una de las estanterías de mi casa, junto con otros libros y no envuelto como si de una reliquia se tratara.

-Esta vez si que aciertas, pero espero que eso no cambie nada entre nosotros; me dijo él a la vez que saliamos fuera de la residencia y me ofrecía un cigarro.

-Esa sola insinuación ya me ofende, pues claro que no cambia nada, Jonnhy, claro que no y no veo además porque tendría que hacerlo; le contesté yo tomando su cigarro y ofreciéndole mi mechero.

Y todo ese pequeño malentendido quedó así desterrado, tras lo cual pasaron tres días, tras los que vino un cuarto habitante a nuestra habitación de cuatro del Golders Green Garden Hostel, Rodolfo.

Rodolfo era un madrileño de mi edad es decir de 32 años, que a diferencia de mi ya era un adulto y no un pseudopeter pan que pese a que los años lo habían ido gastando se empeñaba en no crecer. Por eso él sabía lo que venía a buscar y al no encontrarlo en Londres se fue a Sheffield, una ciudad inglesa de casi seiscientos mil habitantes, donde tampoco lo encontró, pero no desistió y como la suerte favorece a los audaces, finalmente lo acabó encontrando en Cardiff, la capital de Gales.

En su lugar vino Pau, un joven catalán de un pueblecito de la provincia de Barcelona. Lo cierto es que este chaval de apenas veinte años, que era inteligente y decidido, rapidamente congenió tanto con Jonnhy como conmigo y mantuvo las distancias con Francesco, lo cual es sin duda lo mejor que podía hacer tratándose de nuestro ruidoso pero amable compañero.


Daniel Gorostiza Limón.


Sí os ha gustado lo que acabais de leer y quereis leer más de La voz anónima, aquí podeis obtener el libro  en formato físico (impreso)




(Libro impreso pincha aquí / Printed book click here)




Aquí podeis obtener el libro en formato E - book





(E-book pincha aquí / E-book click here)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creo en la libertad de expresión, pero también en la buena educación, si tu mensaje no se atiene a estos dos principios, será eliminado. Gracias.