CREPÚSCULO
MUERE el día, sacándose a los ojos,
sangriento, el corazón...
—¡Silencio!
El suave y verde prado,
el río barnizado,
el negro árbol, mojado (del invierno,
aún, y ya con hojas);
el pájaro callado...
—
... Y, al irse, sus palabras más sinceras
habla. Sí; ¡cuánto más día es ahora
que va a morirse! No parece
que estemos en él, sino
que está delante de nosotros,
vivo como uno de nosotros
cuando se va a morir.
—¡Silencio!
Las mujeres, los poetas, en la orilla aun fría,
despiden al sol rojo, en muda orgía,
mas ellos, como el día,
más vivos, como el día.
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