martes, 10 de noviembre de 2015

Otro memento para Logomaquia...

No cejo en mi empeño de dar a conocer todo lo que me sea posible Logomaquia, ese libro con dos partes, una  PUTAS LUCES DE NAVIDAD, hábilmente escrita por Manolo Moro, y la otra que era LUZ ENTRE LAS TINIEBLAS, y que fue escrita por mi, Daniel Gorostiza Limón.
Pero no gastaré más tinta ni saliva, pues el instante correcto es para dejar hablar a mi poesía, que hará lo posible para traer algo de luz entre las tinieblas diarias, así pues os dejo con el séptimo poema de  Logomaquia, el séptimo poema de LUZ ENTRE LAS TINIEBLAS:



VII BELLUM (GUERRA.)
En la más profunda cloaca,
en la mazmorra de la desesperación,
en la siniestra hendidura,
de la más temible gruta,
allí vive el más siniestro Dios.

El mas terrible en sus acciones,
hijo predilecto de la muerte,
amante de la desesperación,
el que roba seguidores,
a sus hermanas vejez y enfermedad.

Caín corrompido, profundo traidor,
nuestro fin deseas con odio y rencor,
más no nos aplastas, nunca has podido,
siempre lo has deseado, mas aun, soñado
pero la mala hierva que pisas brota y rebrota.

Fuiste Agamenón en Troya y ardió,
pero Eneas de ti escapó,
y la grandiosamente eterna Roma fundó.

Tú último gran sacerdote, Hitler se llamó,
y en medio mundo buena la armó,
y el alma de la gran madre Gea vapuleó.

Por Europa en su carro cabalgó,
por dos caballos tirado, Deimos y Fobos,
haciendo honor a su maestro.

El odiado Dios Ares, señor de la guerra,
pero ni siquiera el sombrío Adolf, el último ha sido,
en conducir esos terribles y apocalípticos caballos,
del detestado Dios de la mayor injusticia,
que con el hombre convive.

Deimos y fobos, terror y miedo, terror y odio,
han cabalgado en Bosnia, Serbia, Croacia…
…una y otra vez durante este siglo,
asolando y matando a Yugoslavia.

Nos acompañas inmundo y apestoso Dios,
desde nuestro origen, y ya cuando nacimos,
nos acunaste, escupiste y marcaste.

Buscas la hecatombe, el apocalipsis de esta raza,
más no puedes ahogar en la inmundicia,
a quien de inmundicia está hecho,
y nadar en ella sabe.

Por eso con castigarnos, y matar a los que no son malos,
a los que siembran semillas, que nada que ver con el odio tienen
te contentas, como caramelo que entretiene tu hambre.

Pericles, Jesucristo, Gandhi, Mariana, Azaña, el Ché, Kennedy, Allende,
y otros mil nombres mas de mujer y hombre,
que no logro recordar, pero que igual que te aborrezco sé,
que no habrá mas de dos mil sacrificados por creer en una idea.

Dos mil personas a los que sus plantas quemaste,
o torciste, o su semilla arrancaste, y después te tragaste,
y a tus dos caballos cocear hasta la muerte mandaste,
y hasta de mi un poema arrancaste, donde tus pérfidas hazañas glosase.


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