sábado, 9 de febrero de 2019

XLIV Noche singular

Oscura fue la noche,
ni estrellas ni luna brillaban,
pero dos cuerpos se amaban,
de caricias era aquel derroche,
más llego el día con su claridad,
y su luz cegadora,
así que tras la aurora,
los amantes volvieron a la cotidianidad,
dejaron los jadeos de amor acompasado,
pues la rutina les llamaba,
pues aunque su pasión les reclamaba
sus obligaciones de este mundo enmarañado,
por unas breves horas les separaba,
por una eternidad les distanciaba,
más ya volvería la noche amorosa,
de sensualidad generosa.

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