Aquí os dejo un nuevo fragmento de mi novela Edrev, la esmeralda de los cielos: Génesis, para que podáis disfrutar de él, en este caso un fragmento del Capítulo XXI: Génesis de una búsqueda:
"¿Recuerdas la conversación que tuvimos con el anciano señor Iarumas Nijayias cuando estuvimos en Grito?
-Claro, ¿Por qué habría de olvidarlo?; le dije yo.
Era Iarumas Nijayias el anciano director de una escuela en Grito, el cual cuando le pedimos que nos la mostrara accedió encantado, y cuando entramos en el que era uno de los colegios más antiguos de todo el país, pudimos contemplar con detenimiento como las clases, el pasillo, al igual que todo lo demás estaba impoluto. Otra cosa que nos llamó la atención de aquella escuela, que como después pudimos comprobar, no se diferenciaba mucho a cualquier otro centro de enseñanza del país, tenía que ver con otro de los sentidos, en este caso con el oído ya que el lugar se encontraba en total silencio. Solo se podía oír la voz del profesor dando la lección u ocasionalmente la de algún alumno cuando era preguntado o preguntaba sobre esta.

Cuando Epicaris le preguntó en reiteradas ocasiones como era eso posible el anciano director, que había empezado a trabajar en esa escuela como profesor cuando era joven, le contestó siempre lo mismo: -Damos una atención especializada a aquellos alumnos que la requieren.
-Ya pero eso no lo explica del todo; le dijo la manalada, a lo cual este, mientras le servía una taza de té, le respondió de esta manera: -Está bien, entonces déjeme que se lo explique, y aunque entiendo que las sosegadas maneras de contar las cosas de un viejo como yo pueden resultarle quizás un poco lentas a una joven inquieta como usted, le pido que tenga un poco de paciencia a la hora de escuchar mi aclaración.
Epicaris hizo un gesto afirmativo con la cabeza, tras el cual Iarumas Nijayias continuó con lo que estaba diciendo: -Los profesores, aquí en Grito, nos vemos a nosotros mismos como servidores públicos y es así también como nos ve la sociedad. De hecho existe una antiquísima tradición que dicta que todo ciudadano ha de agachar su cabeza al paso del emperador, con tan solo una excepción, si este ciudadano es un maestro no habrá de realizar esta sutil reverencia, puesto que para que en este mundo pueda haber emperadores, al igual que para que en este mundo pueda haber ciudadanos, primero debe de haber maestros que les enseñen a ser personas.
Por otro lado este es un trabajo muy vocacional, pues si bien es cierto que frente a otras profesiones los profesores estamos muy bien pagados, también tenemos que trabajar doce jaikus al día durante seis de los nueve días que tiene la semana, lo cual como ya habrán calculado mentalmente nos da un total de setenta y dos jaikus a la semana. Pero esas jornadas de trabajo tan largas son las que nos permiten darles la atención especializada a aquellos alumnos que la necesiten sin hacer perder por ello el ritmo de la clase. Esa es la razón por la que todos los alumnos acaban la escuela sin grandes dificultades.
Espero que este trigésimo septimo fragmento que publico aquí en mi blog de Edrev, la esmeralda de los cielos: Génesis, halla sido de vuestro agrado y como ya sabéis si queréis saber más sobre lo que les sucede a los intrépidos ajornautas en su viaje alrededor de su asombroso y misterioso mundo, podréis encontrar todas esas respuestas en la novela ya a la venta desde hace un tiempo en amazon.es
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