Aquí os dejo un fragmento de mi novela Edrev, la esmeralda de los cielos: Génesis, para ir abriendo boca, en este caso del Capítulo
XXIII: Génesis de una vuelta a casa:
"-Recuerdo
que no llevábamos mucho en tu país y ya estaba atardeciendo, así
que nos dispusimos a acamapar en un bosque. Nuestro compañero Bodhi
que como siempre era el más veloz de todos nosotros, ya había
montado la tienda en la que tanto él como Candithilien, Epicaris y
el gato negro pasarían la noche, así que comenzó a pasear por los
alrededores. El siempre decía que lo hacía para asegurarse de que
la zona no era para nada peligrosa, pero la verdadera razón era y
es, la de siempre, le encantaba perderse por parajes para él
desconocidos, para después encontrarse. Pero en cualquier caso, lo
que le sucedió en esta ocasión cuando se perdió es que se adentró
en lo que en tu tierra se conoce como la Región Pantanosa, un
emplazamiento que alterna lagos, estanques y pantanos con tierra
firme, que sería lo que a su vez veríamos nosotros cuando a la
mañana siguiente prosiguiésemos el camino. Allí a su vez, se
encontró con un anciano cíclope de piel negra que estaba sentado con
una cesta llena de pescados a un lado, y con su caña en el otro lado
ya recogida. Cuando se acercó un poco más, pudo observar como el
anciano jugaba con los pies descalzos en el agua, pero si embargo su
vista estaba puesta un poco más allá, en los juncos que se
encontraban no muy lejos de sus pies.
-Supongo
que te preguntarás que hago, no
amigo; le dijo el ciclope a Bodhi
que asintió con la cabeza, y tras mirarle a los ojos al ajornauta le
dijo: -Te diría que descansar, pero te mentiría puesto que
realmente no estoy haciendo nada, simplemente aprovecho que el
pantano ha sido más que generoso hoy conmigo permitiéndome llenar mi
cesta antes de lo esperado, para disfrutar de estos instantes
carentes de preocupaciones antes de regresar al hogar donde no es que
tenga más preocupaciones que otro, pues tan solo debo de ocuparme
junto con mi mujer de mis tres nietas.
Bodhi
le tocó entonces el hombro y cuando tu compatriota le devolvió la
mirada, le preguntó en lengua de signos que donde estaban los padres
de las niñas, entonces el cíclope paró de jugetear con el agua y
volvió a dirigir la mirada hacia los juncos que estaban más allá
de sus pies, tras unos instantes contestó: -Murieron ambos en esta
absurda guerra, que como todas ellas carece de sentido y más aun de
honor. Mi hijo murió en el frente, cayó según nos dijeron como un
héroe, salvando con su muerte la vida de dos de sus compañeros. Como
un héroe dijeron, como si no supiéramos todos ya que mi hijo era
alguien excepcional, valiente y a la vez compasivo. Como un héroe
dijeron, su madre y yo ya sabíamos que era un héroe, no teníamos
necesidad alguna de que muriera para comprobar de que pasta estaba
hecho nuestro amado Siryu. Y su esposa, nuestra querida nuera que nos
dio a esas nietas que con su brillo rivalizan con el mismo Losun,
murió bajo un ataque aéreo del ejercito de los manalados, que
arrojaron quinqués sobre las casas de madera y papel de la tan
hermosa a la par que poblada ciudad de Otoik, conocida como la
antigua capital de Grito. Mi hijo era un soldado, y aunque lo que le
sucedió fue sin duda una tragedia para nosotros, era algo que
sabíamos que podía suceder, pero nuestra nuera Saori era una ama
casa, una madre dedicada por entero a sus hijas, a la que el horror
fue a llamar a la puerta...
Cayó
durante unos instantes para luego decir:
-Y aun así tanto mi esposa
Sayuri como yo debiéramos estar más que agradecidos a que ese día
tuvieramos a sus pequeñas a nuestro cuidado.
Entonces
nuevamente se hizo el silencio y Bodhi le rozó el hombro otra vez
casi temeroso de que eso le molestara, a lo que el anciano sin
apartar la vista de los juncos le contestó: -No hace falta que me lo
digas, elfo sin habla pero no sin lengua, sé que lo sientes y yo te
lo agradezco de todo corazón, pero no es momento de que nos pongamos
tristes, y disfrutemos de este breve instante previo a que me vuelva
casa.
En
aquel momento Bodhi se descalzó y se sentó junto a él, con la
única separación de la caña de pescar, el anciano le señaló los
juncos que no dejaba de mirar y le comentó: -¿Te has fijado la
rectitud que tienen esos juncos que asoman por encima del agua?
A
lo que el elfo le contestó que sí moviendo afirmativamente la
cabeza, o dicho de otra forma, de arriba a abajo, el anciano le
señaló entonces el reflejo de los mismos en ese agua aun levemente
iluminada por las últimas luces del día y le dijo: -Sin embargo si
nos fijamos en el reflejo de esos mismos juncos que las aguas del río
nos muestra, vemos que parece que estos estuvieran torcidos, cuando
realmente no lo están, de manera que si tan solo mirásemos el
reflejo del junco y no el junco en sí mismo pensaríamos que este
está torcido. A los mortales que Edrev poblamos nos pasa un poco eso
con la realidad, ya que por desgracia nuestra mente crea a veces su
propio reflejo de la realidad sin preocuparse por mirar si ese
reflejo se ajusta o no a la misma.
Tras
esto el anciano sacó sus pies del agua, se los sacudió un poco para
posteriormente calzárlos, una vez lo hubo hecho le dijo: -Ahora
debo dejarte pues no quiero que mi familia se impaciente si tardó
más de la cuenta en volver o peor aun, se preocupe. Supongo que tú
tendrás que regresar al campamento que habéis montado no muy lejos
de aquí, en el bosque de Di ci, pero antes de que lo hagamos me
gustaría saber quien ha tenido la paciencia de oír las penas y
desvaríos de este anciano.
Bodhi
le contestó deletreando su nombre en el lenguaje de signos, a lo que el cíclope le respondió a su vez diciéndole: -Encantado de haberte
conocido, apreciado Bodhi, mi nombre es Seiya.
-El
placer ha sido mio; le dijo Bodhi mediante signos.
Después
de esto, Bodhi volvió justo para cenar, pero nada nos dijo de su
encuentro con aquel compatriota tuyo hasta varios días después.
-Es
una curiosa historia, tan triste como llena de sabiduría, sin duda;
me contestó la cíclope una vez hube yo acabado."
Espero que os haya complacido este quinto fragmento que publico aquí en mi blog de Edrev, la esmeralda de los cielos: Génesis, y ya sabéis que si queréis saber más sobre lo que les sucede a los intrépidos ajornautas, podréis encontrar todas esas respuestas en la novela ya a la venta en amazon.es
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