miércoles, 9 de noviembre de 2016

Fragmento del capítulo I de Edrev, la esmeralda de los cielos: Génesis.

Capítulo I: Génesis y Cosmogonía.

“En el principio solo estaban Airún, la madre y origen de todas las cosas, y Oefróm, su esposo, el padre nuestro. Pero Airún estaba cansada, cansada de la inmensidad del vacío que los rodeaba, y vio que eso no era bueno, así que fruto de su amor por Oefróm nacieron los dioses menores, de los que posteriormente hablaremos. Pero Airún no estaba contenta aún, vio la necesidad de crear un lugar donde sus hijos pudieran jugar, aprender, crecer, mejorar y perfeccionarse. Así que se recostó en su celestial lecho, y comenzó a dormir, un sueño que nadie sabe cuando comenzó ni cuando concluirá, tan solo que esos son el principio y fin de todos los tiempos, quizás los elfos en su inmensa sabiduría lo sepan, pero desde luego no hay conocimiento de ningún sabio mortal que haya tenido algo más que una conjetura de ello. Lo que si sabemos es que según una leyenda enana confirmada después por los pobladores de la isla de Al-Andalus, una vez llegue el fin de los tiempos, y después de que todas las cosas buenas vuelvan a su procedencia, Airún, el origen de toda bondad, y de toda la belleza que nos rodea, las malas serán purificadas por Oefróm, el justo, para finalmente volver también a su origen, Airún, la madre tanto de la vida como de la muerte. Sucedido esto Airún volverá a dormir, y ese un nuevo origen será, el principio de algo nuevo que como comenzó también acabará, y esa será la fortuna y la condena del universo, renacer y morir continuamente en un sin fin de eternidades.
En ese sueño, del cual solo Oefróm le podrá despertar, aparecieron todas las cosas conocidas: estrellas, planetas, lunas, cometas, y todo lo que puebla nuestra realidad. Y de todas ellas una destacaba por su belleza, tanto que Logos la hija mayor de Los Padres Universales, la llamó Edrev, la esmeralda de los cielos. Y así fue que Airún y Oefróm permitieron a aquellos que así lo quisieron de entre los millares de sus hijos adentrarse en el interior del sueño de Airún, pero siempre que asumieran las consecuencias de sus actos. Siempre que asumieran que al final de los días también ellos serían premiados o castigados según fuera su conducta, pues como todo lo demás que en el universo se halle deberán presentarse frente a Oefróm y Airún jueces de todas las cosas para que se decida su destino.

Veintiuno de estos dioses decidieron habitar Edrev que les cautivo de entre todos los mundos, al igual que a otros de los hijos de Airún les atrajeron otros diferentes mundos los cuales decidieron poblar…”

Espero que os haya agradado este segundo fragmento que publico aquí en mi blog de  Edrev, la esmeralda de los cielos: Génesisy ya sabéis que si queréis saber lo que les sucede a los intrépidos ajornautas, podréis encontrar todas esas respuestas en la novela ya a la venta en amazon.es

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