Quédate un poco más,
pues aunque sé que te vas,
necesito que mi piel se despida,
llego la jornada más temida,
por mi alma entristecida,
que sabe que no le queda ni el quizás,
porque aunque sé que te vas,
parte de tu ser aquí se queda,
para en mis días acompañarme,
para en mis noches recordarme,
que ya no tengo el calor de tu piel de seda,
que tu sonrisa ya no volverá hablarme,
como cuando te amé en la arboleda.
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