jueves, 7 de noviembre de 2019

LXXXV Hijo de la lìrica

Sentado suavemente tecleo,
mientras un poema deslizarse veo,
se me escurre entre mis dedos,
volando más allá de mis miedos,
hacia parajes menos húmedos,
olvidando todos mis credos,
me trae aquello que más deseo,
avanza sin dejar escapar un jadeo,
nunca se a donde me lleva,
ni hacia donde cada verso se eleva,
no hasta que este está acabado,
y a veces aún con este terminado,
conmigo burlonamente se queda,
dejándome como ahora anonadado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creo en la libertad de expresión, pero también en la buena educación, si tu mensaje no se atiene a estos dos principios, será eliminado. Gracias.