domingo, 26 de agosto de 2018

XXVIII El destino en tus manos
















Susurro lejano,
de una muerte cercana,
con nuestra desgracia nos hermana,
pero el desastre surgido ha de nuestra mano,
pues nombramos a nuestros egos reyes,
con los que infringimos todas las leyes,
y cuando la catástrofe se avecina,
la humildad sacamos de su esquina,
para poder decir,
para poder decirnos,
que no fuimos culpables,
con escusas lamentables,
para poder decir,
para poder decirnos,
que nada podemos hacer,
para evitar tal o cual mal,
del cual somos en parte origen,
pero el error se puede deshacer,
más requiere un esfuerzo adicional,
pues responsabilidades con nuestro entorno exigen.

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