Ella dejó la copa de vino tinto de la Rioja sobre la mesa y habló de esta manera: -Mirando a través del humo que sale del cigarro que sostengo, reflexiono sobre mi vida, sobre los momentos que pasamos juntos, sobre todos los besos, los buenos ratos, sobre los poemas que me inspiró tu cálida belleza, y me invade una agridulce nostalgia en la que se mezcla la tristeza de haberte perdido, quizás para siempre, con la felicidad de poder atesorar en mi memoria todos esos buenos momentos que pasamos juntos.
Pero prefiero no mirar atrás demasiado, pues no quiero quedarme atrapada en mis recuerdos así que miro al frente, a lo que me podría deparar el futuro si consigo aquello que he planeado, y después de eso miro al presente para hacer todo lo que esté en mi mano para que así suceda.
Así que perdóname pero ahora no tengo tiempo para andar buscando los pedazos de un amor que se rompió hace tiempo, te amé, tú me amaste, aquello fue sin duda hermoso, pero la vida no se para, sino que sigue adelante y nosotros tenemos que seguir adelante también.
Tras esto se levantó a lo que él solo supo contestar: -¿Entonces te vas?
A lo que ella le contestó: -No tengo tiempo para fantasías de lo que pudo o podría ser, no en este momento de mi vida, para todo lo demás siempre podrás contar con una mano amiga, eso no lo dudes...
-Gracias, supongo...
Ella sonrió y añadió con una dulce sonrisa como solo las sabía dar ella: -Gracias a ti por todos los momentos pasados y recuerda que aunque hallas perdido a una amada y a la vez amante, no has perdido a una amiga que te ayudará si así lo necesitas.
Tras esto comenzó a caminar dejando el suave perfume de su belleza tras de ella y cuando él se quiso dar cuenta ella ya se había marchado.
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