Capítulo
I: El sueño de Spring.
La
noche anterior a la llegada de sus hijos, concretamente el 19 de
noviembre de 1975, Spring tuvo un sueño. Tuvo una visión en la que
paseaba por unos parajes que le eran desconocidos y sin embargo tan
familiares. Al poco se dio cuenta de que estaba en algún lugar de
Irlanda, su tierra natal.
-¡No
puede ser! ¡Debo de estar soñando!; se dijo a si misma sorprendida;
no es posible que esté en Irlanda, ya que hace años que no vengo
por estas tierras.
-Estás
soñando, sin duda; oyó decir a su espalda.
Entonces
se giró y vio a una joven de larga cabellera rubia y piel tan
blanquecina que casi parecía una cumbre nevada, apoyada en el portón
de un típico monasterio irlandés.
-¿Quién
es usted?; quiso saber Spring.
-Tu
madre me conoció una vez como Mary of resignation, aunque mi
verdadero nombre no es otro que Shanon; comentó la mujer de bellos
ojos azules y aspecto juvenil; pero no es para eso para lo que te he
sacado de tus dulces sueños, no es para contarte estas cosas, es
otro el motivo…
-¿Cuál?;
le preguntó Spring.
-No
te impacientes, tenemos tiempo; murmuró la mujer de pies descalzos
que había comenzado a levitar muy lentamente, acortando los veinte
metros de distancia que había entre ellas, para continuar diciendo:
-Pero no te preocupes que no pretendo retenerte aquí toda la noche,
así que te diré cual es la razón para traerte a este lugar.
Podemos ayudarte en tu lucha, no mucho, tan solo darte la clave para
poder evitar la gran hecatombe, lo cual no es poco.
Hizo
una pequeña pausa hasta que estuvo cara a cara con Spring, entonces
le habló de esta manera: -Hay una forma distinta de derrotar a
Dagomón, a falta de un descendiente de Prometeo que cumpla los
requisitos necesarios para poder manejar su vara. La clave de esta
otra alternativa es el error
de Abraham.
-¿El
error de Abraham? ¡Qué demonios es eso!; exclamó Spring que seguía
sin saber muy bien lo que estaba pasando.
-Sobre
ese punto no puedo extenderme más, pero por ser tú quien eres, te
concederé el privilegio de conversar conmigo algo más de tiempo…
-Me
alegro de ser tan privilegiada como para poder hablar con usted, pero
con todo lo que nos jugamos no puede…
-No
Spring, es justo que el mal hecho por el hombre, lo deshaga el propio
hombre. Para bien o para mal solo él debe asumir las consecuencias
de sus actos, y es correcto que así sea.
-Sí,
ya sé, ya sé, el libre
albedrío, no
hace falta que siga por ahí que no es un argumento que me sea
desconocido, porque aunque no soy una experta en la obra de santo
Tomás, es posible hasta que me haya leído alguno de sus escritos;
dijo Spring mientras se movía dando vueltas alrededor de la joven de
verde toga; pero usted ha hablado del mal hecho por el hombre, ¿Qué
es lo que quiere decir con eso? ¿Acaso no es un ser humano?
-¿Eso
te sorprende?, te creía más lista; se burló Shanon entre risas.
-¿Entonces
qué es usted?
-¿Me
creerías si te digo que soy una banshee?
-¡¿Una
banshee?!; exclamó Spring perpleja; ¿Una de esas ánimas que según
la tradición irlandesa eran portadoras de desgracias? ¿Eso es lo
que es?
-Sí,
salvo que esta vez traigo esperanza, algo de luz para que no te
tropieces en el camino, mas no puedo ni debo hacer más de lo que ya
he hecho.
-De
acuerdo, de acuerdo, le he entendido, no hace falta que lo repita
cada vez que me habla; comentó Spring dejando de dar vueltas
alrededor de ella justo cuando se había situado frente al rostro de
la banshee, para luego añadir: -Ha dicho que conoció a mi madre,
¿Es eso cierto?
-Sin
duda, y a tu padre, ambos eran unas personas formidables, un orgullo
para tu especie, aunque de seres humanos extraordinarias tú sabes
bastante, no en vano conociste a Gandhi.
-¿Estoy
realmente en Irlanda? ¿Cómo puedo estar en Irlanda si en la
actualidad vivo en la India? Al menos cuando me fui a acostar estaba
en la India.
-No
te atormentes con cuestiones que no tienen importancia alguna y
recuerda lo que te he dicho, la clave para triunfar sobre Dagomón,
el más tenebroso ser que la humanidad haya conocido, está en el
error
de Abraham;
dicho esto se giró y mientras se alejaba levitando con gran
celeridad comenzó a aullar desvaneciéndose ante la ya nada atónita
mirada de Spring, dejando tras de si el eco de su chirriante sonido
en aquellos tremendamente húmedos parajes.
-¡Espere
una cosa más antes de que se vaya!; le rogó Spring; ¿Qué lugar es
este en el que estamos?
-Son
las cercanías del monasterio de Achill; resonó en sus oídos.
-Pero
eso no es posible, nunca ha habido, que yo sepa, un monasterio en
Achill; susurró Spring.
-No
te mortifiques con estos dilemas, porque esto no es más que un sueño
y ya sabes que “toda
la vida es sueño y los sueños, sueños son.”
Lo importante es que este mundo tiene una nueva oportunidad de no
caer aún más en el caos, y que esta está en tus manos.
-Pero,
¿No es quizás demasiada responsabilidad?, yo no soy menos pero
tampoco más que nadie.
-Cualquier
individuo por poco importante que pueda parecer, puede cambiar su
destino, y el de la humanidad, si pone en ello todo su empeño,
recuerda a Mahatma.
Tras
oír estas palabras Spring se despertó, se levantó y comenzó a
preparar la casa para recibir a sus hijos que llegaban esa misma
tarde, pero no por ello dejó de buscarle un sentido a lo sucedido, a
ese sueño tan peculiar.
Espero que os haya gustado este fragmento y ya sabéis que si queréis conocer lo que le sucede después a Spring o que le acontece a su madre Kate, podéis encontrar todas estás respuestas en mi novela Tres Mujeres en un mundo cambiante, Volumen I, a la venta en amazon.es