
De bien nacido es ser agradecido, así que de todo corazón se lo agradezco a todos los que se pasaron ayer a verme y a escucharme a la fundación Zenobia - Juan Ramón Jimenez de Moguer, y gracias también a los que adquirieron un ejemplar de mi libro, Tres mujeres en un mundo cambiante, Volumen I.
Pero sobretodo a mi tía Antonia Cartes que ha venido a mis cuatro presentaciones con la misma pasión que la primera, tanto que estoy seguro que la próxima presentación la podría hacer ella sin problema.

Mención especial merece también mi amigo Sergio López que me ha estado ayudando con la venta y promoción de mi obra ya por segunda vez, y que siempre que la vida se lo ha permitido ha estado ahí echándome una mano sin pedir nunca nada a cambio.

Esta ha sido sin duda una aventura de la que no me arrepiento, tanto es así que se volverá a repitir en un futuro, el año que viene quizás, pero ya con otro libro, otra piedra más que tiraré al río de la vida hasta que finalmente consiga mi objetivo, cambiar el curso que este me había previamente asignado.

Allí donde vivió un premio un Nobel de Literatura, allí donde vivió uno de los mejores autores del siglo XX, y sin duda el mejor poeta de esa centuria, era el lugar apropiado para presentar mi humilde obra.
Allí donde hice mi primera presentación de un libro que no fue otro que mi Nigronírica, era el lugar adecuado para que yo hiciese la última presentación de mi Cuento - Novela de aventuras.
Agradecer a Juan Antonio Morales González que era el otro autor que presentaba allí su obra, La ira de Plutón, una más que interesante novela que nos cuenta la historia de la vida de los mineros de la onubense mina de Sotiel - Coronada, por su camaradería. Felicitarle también por su magnifica presentación y desearle la mejor de las suertes con su libro, que se que sin duda la tendrá.
Y sin querer pecar de pesadez no puedo más que agradecer a la fundación Zenobia - Juan Ramón Jimenez como entidad, pero también a su director Antonio Ramírez Almanza y a todo su magnifico equipo por haberme permitido reincidir, por haberme permitido volver al lugar donde empezó un viaje personal fundamental en mi biografía.
Y por ultimo no me sentiría tranquilo si no añadiera la siguiente dedicatoria que podéis encontrar en mi Tres mujeres en un mundo cambiante, Volumen I:

a mi familia,
a mi madre,
y a todas esas mujeres que me enseñaron
que el mundo está sobrado de heroínas,
pero sobretodo a Candela,
que me hizo ingeniármelas
para sacar a las princesas
de mis cuentos de sus torres,
y convertirlas en luchadoras
con las que se pudiese identificar.
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